Mía

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Singular historia de los tiempos que corren

Asunto delicado el que expone el actor Javier van de Couter en ésta, su segunda película como realizador. Y así lo trata, con delicadeza, y con dos revelaciones femeninas: Camila Sosa Villada, y Maite Lanata. Revelaciones para el cine, porque esta última es la nena de «El elegido» (¡pero acá habla!) y la primera hace ya años que se luce a sala llena en el teatro cordobés.

Un restaurante. Alguien contempla a los comensales desde la vereda. Después vuelve a su carrito, a juntar cartones como todas las noches. Es una travesti cartonera. No hay muchas. Hace años hicieron su propio rinconcito detrás de Ciudad Universitaria. En esta historia, ahí vive la que mira a los comensales desde la vereda. Ella encuentra el diario de una mujer que ha decidido suicidarse. «Soy un monstruo en el cuerpo de una madre», dice una de las páginas. El diario pasa de mano en mano por el barrio, muchas lo van leyendo en voz alta. ¿Alguien se sentirá una madre en el cuerpo de un monstruo? La cartonera se hace amiga de la niña que ha quedado huérfana. Es sólo una amistad. Pero difícil de entender para los otros.

Por ahí va el asunto. Bastante singular, muy propio de los tiempos que corren, y bien expuesto, fuera de algún recurso más o menos de repertorio, que en poco afecta su intensidad dramática. Rodrigo de la Serna es el padre de la niña, un tipo superado por las circunstancias que reacciona como el millonario de «Luces de la ciudad» (aquel que sólo era generoso estando en curda, pero acá es al revés). Se lucen también, con personajes muy humanos en su dolor, Rodolfo Prantte y Miguel Cano. La música es de Iván Wyszogrod, excelente. Pero la película es de la chica Lanata y de Sosa Villada. «Carnes tolendas» es su éxito teatral, ese donde declara «que nunca seré mujer, y jamás volveré a ser un hombre».