Mi villano favorito 3

Crítica de Leandro Porcelli - Naranjita Cine

En lo nuevo de Illumination Entertainment hay varios gags que apuntan a Pixar y Hollywood en general, más bien señalando una amistosa (¿o no?) competencia. ¿Pero tiene Mi Villano Favorito 3 la calidad necesaria como para que realmente le duela a los imperios yankees?

La historia es una excusa para tener otra secuela de la tan exitosa franquicia, pero nunca tratan de esconderlo. Toda producción de Illumination hasta el dia de hoy ha buscado primero y principal entretener, más ocupados con el hacer reír ahora que con buscar que algo quede para el después. Vale destacar especialmente el villano, que resulta increíblemente entretenido e interesante: desde su diseño y voz (Trey Parker, co creador de South Park) hasta su backstory y personalidad. Le regala la excusa perfecta a la película para darle un soundtrack bastante ochentoso al asunto.

La trama de sus obras son una excusa en donde colgar comedia y humor físico. Comparable con el trabajo de Genndy Tartakovsky (El Laboratorio de Dexter, Las Chicas Superpoderosas, Samurai Jack) con su saga de Hotel Transilvania, hablando puramente de estilos y no de calidad, el humor viene primero.

Aún cuando eso está claro, no deja de ser decepcionante lo flojo del diálogo. Toda escena que pone en foco a la historia y los personajes, en lugar de la animación, resulta negativa para el resto de la película. Hasta ellos mismos parecen reconocer esto, porque (para alegría de quienes vayan a ver un rato de comedia slapstick o a llevar a sus niños sin que les importe nada la historia o personajes) durante todo el film no hay más de 3 o 4 muy cortas escenas de diálogo entre personajes en donde muy transparentemente se busca avanzar la trama.

En definitiva a lo que realmente importa: ¿Cuánto de los minions hay en esta película? En este caso las polémicas criaturas funcionan por separado de la historia per se, y pasamos a ver como les esta yendo muy esporádicamente, tras pasar un buen rato con la narrativa principal.

Personalmente no me provocan nada negativo ni positivo los pequeños amarillos, y sentí que su inclusión resultó positiva con lo justo y necesario de la medida. Para los rabiosos antiminions les recuerdo que el diseño de personajes también es una parte muy meritoria de la creación de personajes animados, y te caiga como te caiga el impacto inmenso (e irritante un poco) que tuvieron en el mundo la realidad es que lo único que queda es aplaudir quienes ahora nadan en billetes gracias a su labor en la concepción de un icono moderno de la animación.

Teniendo en cuenta sus limitadas intenciones y más que aceptable ejecución, a pesar de momentos de disgustos y un muy aguado guion, resulta una positiva opción incluso para adultos que busquen no odiar tanto lo que pondrán enfrente de sus niños.