Mi novio es un zombie

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Está vivo

Esta producción, cuyo titulo original es “Warm bodies”, que traducido literalmente significaría “Cuerpo Caliente”, tiene la particularidad de ser una muy buena parodia sobre el género del terror, específicamente sobre las saga interminable de “los muertos vivos” y, análogamente, hacer honores al creador de este subgénero, George Romero, iniciada con “La noche de los muertos vivos” (1968).
Al mismo tiempo que honra al maestro, dando a entender, como lo hace George Romero, mucho más de lo que supuestamente cuenta, con el agregado de poder hacer humor y al mismo tiempo respetar las reglas con las que se construyó esta subclase.
En este sentido hay muchos elementos en el filme que pueden pensarse como metáforas, sin querer ser esquemático y adoctrinante debería decirse “deben pensarse”…
Partiendo de una historia sencilla nos presentan a un joven zombie, en realidad él se presenta con su propia voz en off, dato no menor ya que de esa manera puede poner en juego qué piensa, cosa que los zombies no hacen, y con los cambios de tonos en la expresión sonora denotar cierto tipo de sentimiento. Todo junto, y paralelamente, nos ubica en tiempo, espacio, y situación.
También nos presenta a los otros zombies. Finalmente, a la última categoría de los muertos que caminan, la de los esqueletos.
La historia se centra en R (Nicholas Hoult), un zombie que por no poder explicarse nada de lo que le sucede no pasa por un buen momento anímico. Tras el apocalipsis Estados Unidos ha quedado devastado. Él y todos sus compañeros de desgracia no tienen, y no pueden tener piedad con los humanos que quedan vivos, pues son su alimento, pero R se siente diferente al resto, casi “come” con culpa, además su escondite, su refugio privado, es un avión abandonado en medio de un aeropuerto en desuso.
La única forma de salvaguardar sus memorias es nutriéndose de los cerebros de sus víctimas. Sin embargo un día, movido por una emoción que creía haber perdido, se enamora a primera vista de una hermosa chica viva, Julie (Teresa Palmer), a quien no sólo rescata del ataque de sus pares sino que además se convierte en su guardián personal.
Ella es la hija del Coronel Grigio (John Malcovich), líder de los humanos, quien sólo ve como solución el hacer desaparecer a esa “raza” de ex - humanos.
En contraposición a esa suposición, en esa pequeña convivencia temporal, Julie aprenderá mucho de R, y dará cuenta del error de percepción de su padre sobre unas circunstancias que en realidad desconoce.
Presentada y pensada como una comedia romántica, muestra giros interesantes. El humor se instala desde un principio con el relato de R, luego puede terminar de verse como una de esas películas románticas para adolescentes, tipo la bochornosa saga de “Crepúsculo”, pero sería una injusticia.
Pues lo primero que se resalta y redime son los nombres de la pareja protagónica, él se llama “R”, pues no recuerda su nombre completo, y ella Julie. Incluyéndole la famosa escena del balcón, estamos claramente ante una reversión, muy antojadiza claro, de “Romeo y Julieta” de William Shakespeare. Si bien no hay diferencias de familias, aquí la divergencia radica en que ella está viva y él muerto, por ende las diferencias son palpables literalmente.
Otro punto interesante esta marcado por la música, tanto la diegetica como la extra diegetica. R es fanático de los discos de vinilo, donde escucha una versión de “Missing You” de John Waite, “Shelter From The Storm” de Bob Dylan o “Patience” de Guns N Roses, en tanto Julie apenas tiene cierto registro de su existencia.
Todo puede pensarse en que está puesto en función de establecer ciertos criterios ideológicos, tales como que algo de lo que queda de humano hace que sea posible una recuperación.
De estructura narrativa clásica, de progresión directa, sólo con algunos flash back, puestos a la manera de entregar cierta información sobre los personajes y sus historias pasadas. Con un trabajo de fotografía respetando el criterio de la producción, esto es, constituyéndose como parodia, pero respetando la estética necesaria del género, repitiendo el criterio en cuanto a maquillaje, vestuario y un buen diseño de sonido, del que se destaca la selección musical. Claro que para que funcione debe irremediablemente tener buenos desempeños actorales, la pareja protagónica cumple, Malcovich lo hizo de taquito, y todos los personajes secundarios, pequeños pero trascendentes, cumplen sobresaliendo Rob Corddry como M, el amigo zombie de R.