Mi novio es un zombie

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Al enterarnos que el director Jonathan Levine se encargaría de adaptar al cine la novela "Warm Bodies", uno podía imaginarse un giro completo de lo que fue su anterior film, el que lo puso en boca de todos, "50/50", esa suerte de comedia dramática con golpes bajos incluidos protagonizada por Joseph Gordon Levitt. También podíamos esperarnos, dado su lineamiento principal, que Mi novio es un zombie aprovecharía la vacante abandonada por la Saga Crepúsculo del amor juvenil “Inter-razas”; y como los rumores de esto eran bastante fuerte, los productores se encargaron de entregarnos un trailer que presumía desterrar esa idea, plagado de ironías y humor negro, burlándose decasi todo; ahí las esperanzas renacieron.
Ya les digo, “Mi novio es un zombie”, no es ninguna de las tres cosas en un 100%; no es puro romance de hormonas adolescentes, no es todo lo irónica que se podía esperar, y tampoco es un giro tan profundo en la filmografía de Levine. Es ni más ni menos una entretenida comedia con toques de terror, y mucho del cine indie norteamericano.
Relata en primera persona y en permanente off, es la historia de R (Nicholes Hoult, el ya no niño de “Un gran chico”), un zombie adolescente que, básicamente reniega de serlo aunque acepta las cosas como son. No se sabe bien qué fue lo que pasó, pero gran parte de la humanidad ha muerto y resucitado como zombie. Pero estos sujetos (¿llevando los últimos planteos de George Romero un poco más allá?) parecen tener conciencia, o algo así, tienen falsees de recuerdo de su vida pasada, y logran algo así como una comunicación y rutina diaria entre ellos.
Del otro lado está Julie (la blonda Teresa Palmer), hija del lider de la resistencia (John Malkovich en plan quiero llegar a fin de mes a como de lugar) que no esta muy de acuerdo con los métodos ortodoxos de su viudo padre. En pleno ataque de humanos VS. Zombies, R (que no recuerda su nombre completo) ataca al novio de Julie, y para que no resucite como uno de ellos le come sus sesos; pero hay un problema, cuando un “no muerto” se come un cerebro tiene recuerdos pertenecientes al dueño original; y así, R se enamorará de Julie, la capturará y pretenderá defender de posibles ataques. Por supuesto, primero hay resistencia y luego nace el entendimiento común y el amor.
“Mi novio es un zombie” da lugar para todo, hay momentos realmente divertidos, hay otros en el que vira dando lugar al romance clásico, y también tendrá momentos de acción y violencia que no llega ni por asomo al gore de Romero (hay unos “superiores” de los zombies, unos esqueletos, que esos sí son los malos del asunto) pero tampoco son livianos. Los momentos de humor ácido claramente son los mejores del film, pese a que algún chiste no funcione tan bien como debería. Otro gran acierto es la banda sonora, plena de canciones de hace 20 o 30 años ¡¡en vinilo!!, que se acopla muy bien en la trama. Levine hace un trabajo correcto como director, el film tiene buen ritmo y se sigue con interés pese a no tener un argumento muy complejo.
También logra que se note su origen en el cine indie, con ese estilo medio “filósofo de la calle”, pleno de dilemas existenciales, y de comedia con amargura. “Warm bodies” corre cierto riesgo, abarca varios estilos, esto puede dejar satisfecho a un público variado, o dejar con gusto a más a la misma cantidad. Pero sin dudas nadie podrá reprocharle nada, ofrece poco más de hora y media de un entretenimiento confiable, eso solo ya no es poca cosa, sea que tu corazón esté frío o no...