Mi novio es un zombie

Crítica de Alan Echeverría - Cinéfilo Club

Basada en la novela “Warm bodies”, de Isaac Marion, la película parece, de a ratos, ser similar a la saga Crepúsculo, pero cargada de ironías y sin la pesadez que caracteriza a cada escena cursi y “rococó” de la cinta de los vampiros.
Nos narra la historia de R, un zombie que apenas puede gruñir y pronunciar con mucho esfuerzo unas pocas palabras. Éste, junto con un grupo de muertos vivos, pasan sus vidas hambrientos en busca de comida, más precisamente de cerebros, cuya digestión les permite tener unos cuantos momentos de lucidez y traer a sus mentes recuerdos. Pero tras asaltar un edificio y acabar de pocos bocados con un humano, nuestro protagonista comienza a sentirse atraído por la novia de este.
Mi novio es un zombie nos enseña lo mejor de sí en su resumido y dinámico tráiler; todo lo que ocurre en la hora y media del film resulta por demás soso y denso. Es que el fallo principal de esta cinta radica en que no logra entretener ni generar concentración en el espectador.
Un gran problema de la cinta está claramente dado en el comienzo: si en 40 minutos iniciales el relato no nos entusiasma y avanza a paso de tortuga, es muy difícil que algo vaya a cambiar y darle un giro inesperado al asunto. Y lamentablemente eso es lo que sucede aquí: salvo la musicalización y algunos que otros gags pasables, la película da pasos muy cortos y sumamente predecibles, generando en el espectador un estado somnoliento.
Por momentos bizarra, Mi novio es un zombie no entusiasma, no conmueve y, por si fuera poco, no logra dar en la tecla en las secuencias que pedían una pizca de tensión.

LO MEJOR: musicalización.
LO PEOR: el ritmo, lo poco aprovechada que está la idea. No entretiene.
PUNTAJE: 3,50