Mi mejor amigo

Crítica de María Fernanda Mugica - La Nación

Mi mejor amigo es una película sensible y sencilla, en el mejor sentido del término. La complejidad de la ópera prima de Martín Deus está en los personajes, los sentimientos que van desarrollando y las relaciones entre ellos. La belleza del paisaje patagónico en el que se desarrolla la historia acompaña y nunca opaca el foco del film: su historia de amor y autodescubrimiento. Si ese amor es romántico o el de una amistad, depende del punto de vista de cada uno de los protagonistas.

Lorenzo (Angelo Mutti Spinetta) es un adolescente inteligente y reservado que tiene una excelente relación con sus padres (Moro Anghileri y Guillermo Pfening). Caíto, hijo de un amigo del padre, estuvo involucrado en un accidente y lo envían desde Buenos Aires a pasar un tiempo con la familia de Lorenzo. Su presencia cambia la dinámica del hogar y entre ambos chicos se irá construyendo una relación de complicidad y amistad, que para Lorenzo significará descubrir algunas cosas importantes sobre él mismo.

Hay detalles en los que la ópera prima de Martín Deus recuerda a Llámame por tu nombre. Lo que sucede es que las historias que tienen que ver con crecer, afianzarse en la propia identidad y la iniciación romántica y sexual comparten un ADN en común y proliferan en el cine porque generan empatía e interés universal. Eso es lo que produce Mi mejor amigo, que se distingue dentro de su tipo por el cuidado en mostrar las particularidades de los personajes y su entorno.