Mi amigo Enzo

Crítica de Marisa Cariolo - Cinergia

Todos los que tuvimos perros como parte de nuestra familia siempre nos hacemos la pregunta sobre qué sucede en la mente de nuestros amigos de cuatro patas. Ese es el eje narrativo que toma Mi amigo Enzo para dotarle de voz a un maravilloso golden retriever que será interpretado por el querido Kevin Costner.

El film, nacido del best seller “The Art of Racing in the Rain”, es una respuesta a ese interrogante y una gran adaptación realizada por el guionista Mark Bomback manteniendo el tono del libro, confiando más en la narración de Enzo que en la dramaturgia convencional para dar vida a la historia. La cálida voz de Costner desde un comienzo nos da la pauta de la humanización de Enzo, ese compañero ideal que ayudara al protagonista a transitar por diversas etapas de su vida.

Milo Ventimiglia es el encargado de interpretar a Denny un automovilista con demasiadas similitudes con su personaje de This Is Us (en el más adorable sentido de la comparación) que adoptará a Enzo desde cachorro y mantendrá una relación de maravillosa dependencia mutua. Pero esta buddy movie se verá complicada con la llegada del personaje de Amanda Seyfried quien deberá lograr no solo el amor de Denny, sino también la aprobación de Enzo (situación que sabemos que puede ser por demás difícil en la vida real y que fue magistralmente reflejada en el corto Feast de Disney).

Enzo atravesará la vida de Denny con todo lo que ello conlleva: paternidad, amores, desamores y enfermedades brindando su particular mirada sobre el presente y sobre el futuro tanto propio como el de su familia. Con la misma dosis de llanto que en su momento nos trajera Marley y yo (aunque con menos frescura) el film cumple con los postulados de un buen corredor: no mirar el pasado ni el futuro: transcurrir el presente. Y la emoción que nos genera Enzo tal vez no trascienda en la historia de los grandes films, pero no por eso deja de ser genuina y autentica.