Mi amigo Enzo

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Dirigida por Simon Curtis y adaptada por Mark Bomback de una exitosa novela de Garth Stein, Mi amigo Enzo es una película narrada desde el punto de vista de un perro.
Denny es mecánico y al mismo tiempo un piloto de autos de carreras que, más allá de su talento, no ha logrado despegar. Pero la película empieza con la historia ya avanzada, con la narración del perro (con la voz de Kevin Costner) que lo acompañó gran parte de su vida, ya grande y sin poder moverse. Ese puntapié sirve para ir hacia atrás, a cuando un cachorro entra en la vida de Denny, y también sirve para adelantar el tono buscado durante todo el metraje: el que apunta a la emoción y la lágrima fácil.

Lo más lindo de la película radica en algunas observaciones que el perro, Enzo, tiene (y nos gusta imaginarnos que nuestras mascotas podrían haber tenido también), sus ganas de decirnos algo o quizás simplemente de gritar. A la larga pueden tornarse parte de nuestra familia, que se los considere un miembro más, los humanizamos. No obstante, en general, ni siquiera las pequeñas cuotas de humor desparramadas a lo largo del film sirven para hacer de Mi amigo Enzo algo que no sea un culebrón.

Al principio parece que el peor problema que va a tener Enzo es el de compartir a su dueño con quien luego se convertirá en su mujer y la madre de su hija. Cuando Eve aparece y pronto enamora a Denny, Enzo se siente celoso. Ése será sin embargo el menor de los problemas porque pronto, más allá de una carrera que a veces promete avanzar pero casi siempre termina estancada, Denny consigue una vida soñada, junto a una hermosa mujer a la que ama, una niña, y la compañía incondicional de Enzo. Eso dura poco y luego se verá enfrentado a conflictos de una magnitud importante que no convienen adelantar pero que se dirigen al público que la película busca, aquel que se deja conmover a base de golpes bajos.

El principal problema que tiene Mi amigo Enzo es que el drama no fluye de una manera auténtica. Se nota, especialmente con uno de los últimos conflictos, que todo parece demasiado forzado para seguir haciendo a su protagonista (Milo Ventimiglia, que hace lo mejor que puede) pasar por una tras otra. Por otro lado, un personaje importante como lo es Eve (Amanda Seyfried) no tiene nada de desarrollo más que el necesario para generar el drama.

Mi amigo Enzo resulta en un film poco inspirado que apunta a lo seguro para conseguir una emoción a base de lágrimas. Lo curioso del relato (el punto de vista de un perro que se va tornando cada vez más humano) termina quedando perdido en medio del drama y sus personajes unidimensionales.