Mi amigo el dragón

Crítica de María Fernanda Mugica - La Nación

En Mi amigo el dragón brilla la mascota menos pensada

Mi amigo el dragón sorprende con un estilo clásico y una historia de cuento de hadas, muy simple, con mucha fantasía, pero con el acento puesto en los sentimientos humanos. Mientras la cartelera está llena de superhéroes que intentan salvar al mundo del apocalipsis, acá sólo hay chicos, adultos y un dragón que necesitan cuidar y querer incondicionalmente a otros, es decir, ser parte de una familia.

Como la mayoría de las historias de Disney ésta también comienza con un chiquito que pierde a sus padres. Tras un accidente automovilístico, Pete (Oakes Fegley) queda solo en el bosque y es adoptado por un dragón, que además de volar tiene la capacidad de hacerse invisible. Seis años después Grace, una guardabosques (Bryce Dallas Howard), lo encuentra y pronto quedará al descubierto que la leyenda del dragón que se esconde en el bosque es real. Pete empieza a revivir lo que es un hogar y una familia, encariñándose con Grace, su novio Jack (Wes Bentley) y la hija de éste, y el hermano de Jack se lanza a cazar al dragón. Mientras tanto, Meacham ( Robert Redford ), el padre de Grace, se encuentra con la oportunidad de probar que la historia que siempre le cuenta a los chicos del pueblo tiene algo de realidad.

Basada en una película de 1977 del mismo título, que mezclaba animación y acción real, Mi amigo el dragón no tuvo una actualización total al presente. El uso del 3D y los efectos especiales impecables marcan que es un film producido en 2016, pero tiene un aire de nostalgia que está siempre presente, tanto en las características de los personajes como en las canciones folk de la banda de sonido y en la narrativa visual clásica.

Las actuaciones dan en la nota precisa, la misma que proponen el resto de los elementos de la película. Los chicos tienen mucha frescura y Howard tiene la presencia necesaria para ser protagonista, además de carisma. Redford sigue impresionando como en cada uno de sus trabajos frente a la cámara. La escena en la que le cuenta a su hija la verdadera historia sobre su encuentro con el dragón es una prueba de que conserva intactos su talento y capacidad para construir un personaje a partir de trazos sencillos.