Metegol

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

Tirar centros a la olla

METEGOL es la película más cara de la historia del cine argentino, con un presupuesto aproximado de unos 20 millones de dólares, una cifra impensable para una industria cuyas películas raramente superan los 2 o 3 millones de esa moneda (¿serán dólares a precio oficial? ¿blue? ¿cómo saberlo?). Producción animada en 3D, tardó unos cuatro años en completarse y tiene seguramente otro récord: los créditos más largos de la historia del cine nacional. Es -lo dijo el propio Campanella- una inversión que no se puede recuperar localmente “ni aunque todos los argentinos vayan a verla dos veces cada uno”, por lo que es más que evidente que necesitará del mercado internacional, y no sólo el latinoamericano y el español. METEGOL habrá que venderla en todos lados.

Más allá de estos datos técnicos -a la crítica de cine debería preocuparle poco y nada estas cuestiones a la hora de analizar un filme-, lo que tenemos ante nosotros es una película de ambicioso diseño visual y un trabajo de animación logradísimo, a la altura de cualquiera de los filmes animados que circulan internacionalmente. Tomando en cuenta que ése era el gran desafío técnico, hay que decir que METEGOL cumple con su cometido y que lo hace “sobrando la parada”. Hay algo en ella que recuerda a formatos estéticos ya conocidos de la animación, por lo que tal vez lo que veamos no sea del todo original. Pero el enorme desafío de crear -a la vez- personajes humanos y muñecos, darles “vida” y personalidad a través de específicos detalles (la mirada, el movimiento, la luz) y hacer que todo eso funcione con fluidez no es poco mérito para esta ambiciosa producción. Claro, podrán decir que con 20 millones de dólares cualquiera “compra” buena animación, pero sea como sea lo cierto es que el trabajo está muy bien hecho.

JardinEs una pena, entonces, que como película METEGOL no termine de estar a la altura de su animación. En ella sucede casi lo contrario a lo que uno esperaría en un producto de este tipo, salido de una industria con historia en la materia pero sin demasiada producción. Si lo esperable era encontrarse con un muy buen guión y muy buenos personajes en un filme con una animación apenas pasable, lo que llama la atención en METEGOL es encontrarse con una película impecablemente animada pero con problemas estructurales: de historia, de trama, de personajes. Más todavía en una película de Juan José Campanella, quien suele por lo general destacarse en esos terrenos. Más allá de que a unos les gusten sus películas más que a otros -o los temas que trabaja-, es innegable que el director de EL SECRETO DE SUS OJOS maneja como casi nadie en la Argentina los resortes más clásicos del guión.

Los problemas de METEGOL son varios en ese terreno. Es una historia que comienza centrada en un personaje, al que luego abandona y al final recupera. En el medio, los protagonistas son los jugadores de metegol que cobran vida (a excepción de uno, no se sabe cómo lo hacen), pero en el final del filme quedan prácticamente relegados de la acción. Y, lo que es aún más extraño, en ese final aparece una decena de nuevos personajes, tenuemente delineados, que súbitamente pasan a ocupar el centro de la acción. Y si todo eso no parece tener demasiada “unidad” es porque, sencillamente, el protagonista es excesivamente gris y poco interesante: su conflicto es clásico y hasta evidente (superar su timidez para vencer al villano, conquistar a la chica y recuperar el pueblo), pero su personalidad es casi nula.

metegol3Es por eso que, como los “minions” de MI VILLANO FAVORITO, los personajes secundarios (si es que son secundarios, no es muy claro) son lo más interesante del filme. Me refiero a los jugadores de metegol que funcionan casi como una serie de estereotipos basados en la mitología futbolera argentina de los años ’50, actualizados a los ’70 y reubicados en esa especie de presente futurista que tiene el filme. “El Capi”, “Beto”, “El Loco” y los demás son como esas figuritas de fútbol de los ’70 (Luque, Tarantini, Gatti, Alonso y así) que hablan en un exageradísimo lunfardo “argentino”, al punto de parecer personajes de PELOTA DE TRAPO, EL HINCHA, o esos personajes “argentinos” de las traducciones al español de Disney de los ’60, pero con modismos de distintas épocas. Seguramente se transformarán en favoritos de los espectadores aquí, aunque habrá que ver que otros modismos y estereotipos usan cuando traduzcan el filme a otros países.

Pero ni siquiera estos personajes terminan de ser lo ricos que podrían haber sido. Sus chistes y frasecitas tienden a ser reiterativas (“El Loco” abusa del slang new age, lo mismo que “Beto” hablando en tercera persona), la mecánica de su relación jamás tiene la lógica ni la precisión, digamos, de la rivalidad entre Woody y Buzz de TOY STORY (aquí son amigos y, más allá de peleítas y celos, nunca se duda de eso) y, en definitiva, su aporte “a la causa de recuperar el pueblo” tampoco es demasiado importante. Tampoco, digamos, aparece aquí la problemática “existencial” que enriquece y mucho a los personajes de aquella saga de Pixar.

metegol2Hay, para mí, un problema estructural en el relato, que parece llevado de las narices por una lógica narrativa bastante incierta. METEGOL no deja de tener sus muchos momentos agradables y placenteros sueltos, pero la sensación es que narrativamente la película nunca fluye del todo bien, sino que está como empujada, soplada por impulsos de guionista que busca peripecias para lanzarle a los personajes por la cabeza sin justificación alguna y que luego se las rebusca para volverlos a poner en caja.

Casi nunca lo que sucede parece resultar consecuencia de la lógica interna del relato. Hay demasiados puntos narrativos lanzados al aire como si fuera un equipo que tira centros a la olla a ver si algún jugador con algo de suerte los cabecea, personajes lanzados a la maraña narrativa nunca desarrollados (un montón, literalmente, de otros jugadores y jugadorcitos, como “cambios” para tratar al final de torcer el rumbo del partido) y un conflicto central (dos: la chica y el pueblo) bastante desteñidos, más allá de que sea particularmente gracioso que en una película que empieza con el logo de Universal, el villano sea una compañía llamada precisamente así.

El tema de las voces argentinas del filme será seguramente discutido por muchos. A mí me molestó al principio especialmente en los personajes de Armando y el de su hijo, al que le cuenta la historia que vemos. Es algo que siempre me hace ruido en la animación argentina (y española y latinoamericana) y que muy pocas veces lo encuentro, digamos, en la americana: los actores declaman, impostan, recitan. Dicho de una manera más obvia: sobreactúan cada uno de sus parlamentos. Aquí, eso sucede, pero el problema es salvable ya que el villano está bien logrado aún usando esos recursos (se sabe, los villanos se manejan mejor con frases hechas y en tonos altisonantes), la chica es graciosa y logra evitarlos casi siempre (para mí es el personaje más simpático de todo el filme) y los jugadores de metegol son muñecos estereotipados que hablan ex profeso en clichés, por lo que es esperable de ellos una serie de porteñismos varios. Fueron, después de todo, construidos o imaginados para diferenciarse de esa manera. De a poco, ese tono old fashioned del habla, como de vieja película argentina, se transforma en la “lengua franca” de METEGOL. Y uno se acostumbra…

metegol1Tal vez esté siendo demasiado detallista en esta crítica, pero es que de una producción como ésta, que tomó tanto tiempo de trabajo y tan enorme presupuesto, uno se imagina que deben haber habido decenas de horas de charlas y debates sobre cada uno de estos aspectos. Nada debe haberse tomado a la ligera y sé que Campanella y sus colaboradores son tremendamente serios con su trabajo. Como no dudo de esa seriedad es que me sorprende esa desprolijidad narrativa (o curiosa estructura), y es por eso que me tomo el atrevimiento, por usar una frase que podría salir de la boca de algunos de los jugadores, de “buscarle la quinta pata al gato”.

Es que así como me parecen celebrables la mayoría de las elecciones de animación (el fútbol que se juega, pese a ser muy poco realista, funciona), hay otras que no me gustan nada, como algunos personajes (la “mujer bigotuda”, especialmente, o ciertos toques de “terror”), algunos largos planos animados desprovistos de timing cómico (como cierto “ballet”) y el arranque, con una broma/referencia a 2001, ODISEA DEL ESPACIO, que es demasiado berreta y de sketch televisivo como para dar comienzo a una película así. Seguro que esa escena funcionará y tal vez la gorda bigotuda sacudiendo las tetas también haga reír a alguna gente, lo cual no quita que me parezcan muy flojas.

Loco1Otro asunto que a muchos les resultará problemático es el regreso del Campanella más nostálgico de LUNA DE AVELLANEDA (película con la que tiene muchísimos puntos de contacto) en lugar del más oscuro de EL SECRETO DE SUS OJOS, con su pueblo chico solidario enfrentado a la corporación corrupta y cruel que viene a acabar con las sanas costumbres de su buena gente, un tópico repetido si los hay. A mí, en lo personal, no me preocupa demasiado. Me parece que este tipo de películas suele necesitar alguna especie de mensaje obvio y hasta trillado si se quiere, por lo que no me incomoda tanto.

Tengo la impresión de que METEGOL va a funcionar bastante bien, aunque quizás no tanto como para cubrir los gastos que sus enormes costos de producción deben requerir. Creo que tiene los elementos suficientes como para ser un éxito entre los chicos y hasta un gran programa para ir con sus padres (puedo imaginar los diálogos explicando las referencias futboleras de antaño). Dudo un poco más con respecto al público femenino, ya que me cuesta imaginarme a las niñas tan entusiasmadas con una trama sobre fútbol (es sobre eso, no otra cosa) y no sé si generará el entusiasmo desbordado que una película merece para hacer más de 2 o 3 millones de espectadores. Ojalá suceda, pero no estoy muy seguro. Internacionalmente, requerirá de un gran manejo del doblaje y una muy buena adaptación del guión como para reformular la lógica de ciertos personajes, pero es esperable que al menos en América latina y en algunos países de Europa funcione bastante bien. Si en España funcionó EL RATON PEREZ o la lamentable MANUELITA, una película como METEGOL tiene que ser, ay, un golazo…