Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

En medio de una ausencia artística y humana que aún se siente, y a poco más de tres años de su fallecimiento, su hijo, apoderado y sostén Fabián Matus y el cineasta Rodrigo H. Vila llevan adelante la realización de un trabajo fílmico que da testimonio sobre la trayectoria, el sentir y las repercusiones humanas que alcanzó la excepcional cantante. Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica, título simple, casi obvio, pero a la vez concluyente, define el espíritu elegido para retratar una figura mítica, que representó a nuestro país más allá del continente latino. Otras partes del mundo atestiguaron su expansivo e inusual talento, más aún luego de su destierro, que en el film ocupa una porción significativa del metraje, recorriendo, a través de testigos entrañables en su vida e imágenes documentales de enorme valor, sus pasos por tierras europeas. Resultan inquietantes las escenas correspondientes a las amenazas y restricciones que sufrió en esa etapa de su carrera, recreadas sin enfatizar en los hechos, sólo exponiéndolos con creatividad visual y ajustados relatos.

El antecedente de Como un pajaro libre, film de Ricardo Wullicher que ofreció a comienzos de los 80 un vibrante alegato acerca de la efervescencia popular que producía la Negra en un pueblo
devastado, en vísperas de dejar atrás la peor de las dictaduras; contrasta con la visión de Vila, más serena y reflexiva, ubicada en otro momento de la historia y ya sin ella entre nosotros. Su temple, sus ideales, sus grandezas, pesares, terquedades y afectos están conmovedoramente presentes. El relevamiento de su inolvidable cancionero no recurre a sus páginas más trilladas, y a este buen tino se suman las sentidas palabras de sus hermanos, los reales y los de la vida; como León Gieco, Pablo Milanés, Charly García, Victor Heredia y Fito Páez, entre otros y otras.