MEN: Terror en las sombras

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Para el director de “Ex Machina” (2015), el amor por la ambigüedad se convierte en una obsesión. Escrita y dirigida por Alex Garland, “Men: Terror en las Sombras” engendra una clase de terror psicológico que explora la superación de un trauma. Un film ambientado en atmósferas incómodas, en donde abundan secuencias sin diálogo y una sugerente banda sonora. El espectador siempre debe concluir su propio significado y Garland conoce, al pie de la letra, dicha máxima. Una cinta para provocar amparada en su sentido difícil de descifrar, que se recrea en el gusto de provocar emociones poco agradables.

Una campiña inglesa promete rubricar con sangre aquello de “pueblo chico, infierno grande”; horrores grotescos se esconden tras la apacible fachada. La ascendente y polifacética actriz Jessie Buckley (“La Hija Oscura”, 2021) es el centro de un relato alucinante, una disección de realidad acometido con gran despliegue técnico. El realizador pretende que aprendamos a leer su mensaje entre líneas, plagando el largometraje de metáforas acerca de dinámicas de género que visibilizan la violencia machista. Formas que puede adoptar la toxicidad masculina, espejada la anatomía de un mismo rostro (el del excepcional Rory Kinnear) replicado en la multiplicidad de distintos hombres. En otras palabras, un abanico de agresiones que puede sufrir una mujer. Porqué no, diferentes espectros de maltrato, plasmados con una idea francamente audaz.

Exhibida en el último Festival de Cannes, estamos ante una experiencia brutal, visceral y fantástica; un mecanismo de perfecto funcionamiento, orquestado por el cineasta londinense, de 52 años, responsable de la novela “La Playa” -dirigida por Danny Boyle, para quien también guionara el film “Sunshine”-. Garland es un artista ambicioso y riguroso, que ha consumido suculentas dosis del cine de la Hammer y se ha interesado en abordar mundos de ciencia ficción, primordialmente. Sin embargo, aquí prefiere registros más cercanos al folk horror y al terror surreal, incluso rozando las referencias al gore y al british gotic.

De lo aberrante a lo incomprensible, de allí a lo fascinante y lo violento, “Men: Terror en las Sombras” no pretende la examinación social de forma lógica. Por ello, traza puntos en común con el cine de Darren Aronofsky o David Lynch. Bajo tal verosímil, cualquier paradigma es posible, incluso virar de forma subrepticia hacia la comedia hilarante. Permanezcamos abiertos a lo inexplicable y disfrutemos de una propuesta conceptual y estética tan impar como extraordinaria.