Memorias cruzadas

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Demasiados recuerdos

La vida de Vera Silvia Magalhaes es la elegida por la cineasta brasileña Lucía Murat para contar parte de la historia más oscura de Brasil. Magalhaes tuvo una activa participación en el secuestro del embajador de Estados Unidos en Brasil, en 1969.
Ana -el personaje ficticio basado en Vera- milita desde muy joven y es de armas tomar. Era el motor que inspiraba a sus amigos, la líder de su circulo. Al igual que Vera, luego del encierro, la tortura y el exilio, Ana sufrió varias enfermedades y crisis psicóticas. En cada una de sus internaciones sus amigos se reunían en el hospital, y es allí donde comienza esta película, con sus amigos sentados en la sala de espera, y Ana ya en estado de coma, en su última internación. Allí los camaradas recuerdan a su amiga, y surgen las reflexiones y las confrontaciones.
Durante toda la historia la presencia de Ana los acompaña, se les aparece en su juventud, la Ana de los ´60. Hablándoles, mirándolos, mientras están solos, mientras escriben, mientras piensan. Así durante las apariciones de Ana y los flashbacks en los que se va contando su historia, vamos armando el rompecabezas de su vida, y entendemos qué la une con cada uno de aquellos que están en ese lugar.
La película aborda diferentes temas, desde la perspectiva de quienes tomaron las armas en los ´60, y también desde la de sus hijos, quienes irremediablemente chocan en más de una oportunidad con aquella visión, y tienen unos cuantos reproches para hacer.
Han pasado muchos años, aún les cuesta hacer una autocrítica, y sufren por ese mundo que quisieron cambiar y no cambió demasiado. Algunos de ellos siguen luchando contra los molinos de viento, otros han tomado diferentes caminos, como el cine o la literatura, y otros se han dedicado a la política, con todo lo que eso implica.
"Memorias Cruzadas" es una gran pelicula, no solo porque la forma en que está narrada es impecable, sino por la riqueza y el realismo de sus personajes; porque se habla mucho del idealismo de aquella época, pero pocas veces reflexionamos sobre qué pasa por la cabeza y el corazón de aquellos que vieron desaparecer la utopía.