Memorias cruzadas

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Vida y muerte de la militancia

Ana es una ex guerrillera y militante de la izquierda brasileña de los años '70 y '80. Pero Ana está agonizando en un sanatorio, en el siglo XXI, razón por la cual sus compañeros de combate se reúnen en actitud de espera.

Pero también hay jóvenes, que representan otro mundo y otra clase de acción, motivo por el que la película construye un ida y vuelta generacional. En realidad, la estructura caleidoscópica de Memorias cruzadas es una elección narrativa recurrente de la realizadora Lucia Murat, tal como se expresara en la premiada Casi hermanos (2006). Los personajes no son los mismos de antes, el tiempo transcurrió modificando conceptos en algunos y hasta legitimando a algún otro, como se observa en el actual ministro, ex combatiente contra las dictaduras de antaño.
La mirada de Murat invade la nostalgia a través del tono susurrante y las expresiones por un mundo al que se intentó modificar dentro o fuera de lo legal. En algún punto, la película escarba en aquellos años de agitaciones políticas, golpes de Estado y radicalización ideológica de la juventud, articulando un discurso donde se permite la confrontación de ideas, acaso el ocasional arrepentimiento, tal vez la melancolía por haber intentado un cambio, que en muchas ocasiones terminó en la frustración y la muerte. La estructura de relato, por su parte, convoca al rompecabezas, con imágenes de archivo, escenas donde la militancia descansa en la playa y una actualidad donde se intenta ubicar aquella historia ya en un mundo diferente.
En ese puzzle ideológico, la película entrega sus buenos y discretos momentos; por un lado, Memorias cruzadas logra fusionar aquel pasado y los nuevos tiempos con suma inteligencia; por el otro, el film se esfuerza de manera denodada por salir de cierto esquema teatral y televisivo que neutraliza sus logros en los aspectos técnicos, en especial, con el uso de una luz mortecina que rodea a los personajes esperando los informes médicos sobre la protagonista. El resultado final será Ana a través de una foto y unas imágenes en blanco y negro, recordando aquella utopía y esa genuina militancia.