Mejor que nunca

Crítica de Mónica Gervasoni - Cinéfilo Serial

“Mejor que nunca” es el título más atinado que pudieron haberle encontrado en castellano a “Poms”, coproducción entre Reino Unido y Estados Unidos, con la dirección de Zara Hayes y el guion a cargo de Shane Atkinson sobre una historia de la propia Hayes.

En una entrevista, la directora dijo: “Siempre me ha fascinado la idea de las animadoras. Cuando era niña y vivía en Inglaterra sentía una gran pasión por el baile, y el tema de las animadoras era algo exótico, algo muy estadounidense: el espectáculo, el atletismo, la importancia social, cuando vi un grupo de señoras bailando dije: acá hay una historia y un modo diferente de mostrarlas”.

Con más experiencia en documentales, Hayes llega a la pantalla grande con “Poms”, reuniendo a un elenco de lujo con Diane Keaton a la cabeza y un reparto a la altura, con figuras tales como Celia Weston (Vicki), Pam Grier (Olive) y Charlie Tahan (Ben), Bruce McGill (Carl), Phyllis Somerville (Helen), Frank Hoyt Taylor (Paul) y Jessica Roth (Susan).

Esta tragicomedia, con toques de humor negro y repleta de ironías, cuenta la historia de una mujer que quiere retomar un sueño de juventud. Animada por una compañera, convoca a otras adultas mayores que viven en la misma residencia para formar un club de porristas. Al principio la idea suena ridícula hasta para las soñadoras porque en la residencia solamente realizan actividades recreativas convencionales y “tranquilas”, como aqua gym o golf y bochas. Pero luego empiezan a ver que nunca es tarde para poder cumplir los sueños.

En este sentido existen ciertos estereotipos a la hora de retratar a estas mujeres y a las tareas que suelen hacer los adultos mayores. Pero también se exploran lugares poco comunes, desencasillándolas de los roles de madres y abuelas y otorgándoles un papel más integral y menos prejuicioso, ahondando en la amistad y la vida amorosa.

La cinta tiene también su toque emotivo, al abordar los sueños de una mujer que se enfrenta a sus últimos días sin demostrar el miedo que siente, sino que simplemente quiere vivir haciendo lo que le gusta, el trato a los adultos mayores cuando se enfrentan los deseos propios con los de la familia, el empoderamiento de la mujer con el paso de los años y el poder redentor de la amistad. También se logra contar una historia intergeneracional al proponer a una joven para entrenarlas.

La música es casi un personaje más de la película, ya que con sus canciones remite a una generación en particular y busca oponer el mundo de los adultos mayores con el de los jóvenes.

El título original “Poms” o pompones jamás se hubiera identificado con el público argentino pero “Mejor que nunca” es una frase usada por nosotros y que como título adaptado le cae como anillo al dedo al film por estas tierras. Logra, de ese modo, llamar la atención de la audiencia.

Si bien las críticas internacionales le restan mérito a esta película, es imposible desconocer que sale del estereotipo. Es una comedia disfrutable y es también una forma de rebeldía frente a la discriminación de la mujer mayor. Una rebeldía que debería ser aplaudida en vez de criticada.