Mejor que nunca

Crítica de Jessica Blady - Filo.news

Diane Keaton es lo único bueno de Mejor que Nunca

Diane Keaton encabeza un elenco de intérpretes adultos mayores que, aburridos de la rutina, deciden perseguir algunos sueños del pasado.

Los estrenos cinematográficos de esta semana, lamentablemente, vinieron recargados de todos los lugares comunes conocidos por el séptimo arte. Películas correctas, llevaderas y entretenidas hasta ahí, pero carentes de originalidad y valor artístico. Una lástima, ya que en el caso de “Mejor Que Nunca” (Poms, 2019), además, tenemos que sumar el desaprovechamiento de un gran elenco encabezado por Diane Keaton y Jacki Weaver.

Zara Hayes ya tenía algo de experiencia en el terreno documental y televisivo, pero esta es su primera incursión en la pantalla grande de la mano de un guión de Shane Atkinson, otro debutante. La historia arranca con Martha (Keaton), quien decide vender casi todas sus pertenecías, abandonar la gran ciudad y mudarse a Sun Springs, una comunidad de retiro en Georgia. Martha no sólo deja su vida atrás, sino también su tratamiento contra el cáncer para poder pasar sus últimos días en este coqueto “centro de jubilados”.

Martha no parece tener mucho en común con este tipo de lugares y su gente (ni hablar de esos extraños acentos sureños), pero igual le piensa dar una oportunidad a esta existencia aislada y tranquila, mientras decide qué pasará con sus restos mortales. Desde la dirección le exigen formar parte de alguna de las cientos de actividades extracurriculares que se ofrecen en las instalaciones, pero nada nos indica que sea una mujer apasionada por el golf o a las clases de costura. La paz que tanto anhela se ve pronto interrumpida por su vecina Sheryl (Weaver), una mujer extrovertida y entusiasta que todavía tiene mucha vitalidad acumulada.

Martha se da cuenta que no puede seguir ignorando sus invitaciones y visitas, y la amistad entre las dos empieza a florecer. Con el tiempo, Sheryl descubre que, de jovencita, su compañera anhelaba con convertirse en porrista, pero tuvo que abandonar antes de su primera presentación para cuidar a su madre enferma. Esto da pie para que Martha tenga una idea descabellada: formar su propio club y enseñarles a otras mujeres con ganas de revolear los pompones.

Lo que de entrada parece un chiste, pronto se vuelve realidad. Para que el “club de porristas” se haga efectivo necesitan reclutar a otras seis compañeras y así también poder así participar de la presentación anual en Sun Springs. Todo esto bajo la estricta supervisión de Vicki (Celia Weston), directora de la comunidad y bruja de tiempo completo.

A pesar de los achaques, el grupo empieza a ensayar con un poco de ayuda de Ben (Charlie Tahan), el nieto de Sheryl. Como se imaginaran, “Mejor Que Nunca” intenta celebrar la vitalidad de estas septuagenarias -sumemos a Rhea Perlman, Phyllis Somerville, Pam Grier, Patricia French, Ginny MacColl y Carol Sutton- que buscan cumplir sus sueños tardíos contra todos los pronósticos, pero también se burla de sus movimientos torpes y el maltrato de sus propios hijos, o el de un grupo de bellas y jóvenes porristas que ni se imaginan que también van a llegar a viejas.

No hay edad para pomponear
La película de Hayes es una historia predecible de manual que, seguramente, cae muy bien entre el público adulto que puede llegar a sentirse mínimamente identificado. Pero más allá de la “hazaña” en sí (que este grupo de señoras pueda presentarse, finalmente, en un concurso de porristas sin hacer el ridículo), poco celebra la vida y la energía de estas mujeres, más cercanas a un arquetipo caricaturesco que a personajes bien desarrollados. Ni Keaton hace el esfuerzo para diferenciarse de otros tantos papeles parecidos que le tocó interpretara lo largo de extensa carrera.

Aplaudimos que las pantallas grandes y chicas les den oportunidad a estos/as grandes intérpretes que no siempre siguen las normas de “juventud y belleza” que suele imponer Hollywood, pero también somos conscientes de que hay mil historias mucho mejor llevadas. Sin ir más lejos “Chicas de Calendario” (Calendar Girls, 2003), “El Divino Ned” (Waking Ned, 1998) o cualquiera donde Helen Mirren patee traseros, que no tienen la necesidad de arrancarnos carcajadas a costa de ridiculizar a sus personajes.

“Mejor Que Nunca” es una acumulación de clichés, estereotipos y algunos golpes bajos que, igual, se puede disfrutar, pero está demasiado lejos como para poder considerarse cine de calidad.