Mejor que nunca

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Es cierto que las "comedias geriátricas" ya tienen su lugar en la industria cinematográfica. Desde viejitos que planean un robo en represalia por las magras jubilaciones ("Un golpe con estilo") hasta veteranas amantes de la literatura que disfrutan de la lectura y arman su club ("Cuando ellas quieren"). Y ahora se agrega directamente el tema de los "resort de la tercera edad", que es el que elige Martha (Diane Keaton) para pasar sus últimos días luego de un diagnóstico complicado. Entre señoras de su edad o mayores que ella deberá acceder al mundo de las piletas climatizadas, las canchas de tenis y hasta los juegos de bolos de los veteranos. Pero como a Martha todo eso la aburre, después de liquidar su casa para poder pagar el resort decide cumplir su sueño: ser jefa de porristas.

Con la amiga Sheryl y otras cómplices de aventura seleccionarán un team que sueña con competir en el mejor estilo, luego de las prácticas que Martha impone al conjunto.
La directora Zara Hayes, que hacía documentales hasta filmar "Mejor que nunca", proyectaba una película deportiva, orientada hacia el mundo de las porristas. Pero desvió la atención hacia la ficción y luego de pensar en Diane Keaton ("Annie Hall: dos extraños amantes") y en un buen elenco, contrató a la coreógrafa Margaret Derricks, premiada varias veces y presente en las recordadas "Pequeña Miss Sunshine" y "Showgirls". Ella se ocupó de preparar a las actrices y logró la escena final que involucró a setecientos extras.

PROS Y CONTRAS
Que el filme es liviano, lo es. Que abunda en estereotipos, sí. Que su guion deja mucho que desear y los chistes sexuales se reiteran y no son nada luminosos, también. Pero a pesar de todo, Keaton, con su carisma y alegría de vivir, junto con Jacki Weaver y Pam Grier, no dejan de ser lo que son, primeras actrices. Y brillan a pesar del argumento, de las obviedades y de todo lo que se critique de este filme.
Es que a pesar de tantos puntos en contra, la película, que no es para señores, ni para chicos o adolescentes, sólo para mujeres (si son mayores, mejor), recupera puntos. Y lo hace con muchas de esas veteranas que soñaron, desde un continuado, con Rock Hudson y envidiaron a Doris Day, desconocidos para la juventud que ama a Brad Pitt y envidia a Rihanna. Ellas se reconocen, de alguna manera, en los sueños simples o imposibles como éste de ser porristas, sueños en que se refugiaron muchas amas de casa que nunca pudieron frecuentar el resort "Sun Springs" de la película.