Medusas

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

A la deriva

Al ser interrogado sobre el título de la película, el co-director Etgar Keret respondió que este estaba inspirado en el hecho de que las medusas van a la deriva por el mar sin control de su dirección. Con esto estaría haciendo referencia al estado de las protagonistas del film: moviéndose erráticamente por la vida, sin conciencia de adonde se dirigen y sin control de su propio destino.

El film se estructura a través de un relato coral, aunque limitado a tres protagonistas, tres mujeres que no se conocen y apenas se cruzan un par de veces, pero que tienen en común la incapacidad de dirigir sus vidas y de relacionarse con los otros. Batia es una joven hija de padres separados con los cuales no tiene una relación muy fluida y con un trabajo desagradable que no tarda en perder. Joy es una inmigrante filipina que trabaja de mucama en Tel Aviv (empleo que parece ser frecuente entre los residentes de su origen) que dejó en su país natal un hijo pequeño con el que solo se comunica por teléfono y que se ve en dificultades con sus clientes por no saber hablar el hebreo.

Keren es una joven recién casada que por un accidente estúpido se rompe la pierna en la fiesta de casamiento, con lo que debe olvidarse de los planes de luna de miel en el Caribe, la cual tendrá que pasar con su pareja en un hotel de la ciudad mientras la relación de ambos se va enfriando. Con ese elenco de disfuncionales, es claro que los temas que aborda el film son la alienación, el control del propio destino y la falta de expectativas, con la incomunicación como asunto principal. Asunto que se subraya con las dificultades concretas para comunicarse que sufren algunos personajes, como la imposibilidad de Joy de hablar y comprender el idioma o las dificultades de Batia para hacerlo con una niña muda y posiblemente autista que encuentra abandonada en la playa. Pero también las dificultades de Batia de relacionarse con sus padres o de Keren con su marido. En su derrotero cada una de las protagonistas se encontrará con un personaje que sin quererlo asumirá la función de disparador para hacerlas avanzar, para sacarlas de la deriva embotada en la que se encuentran. La niña extraviada en el caso de Batia, una clienta mayor que tiene una relación tirante con su hija actriz en el caso de Joy, y una poeta que se hospeda en el mismo hotel que la pareja en el caso de Keren.

El universo planteado se asemeja bastante al de cierto indie norteamericano, sobre todo en sus personajes abúlicos, fracasados, con un vacío interior y que no encajan socialmente. De cualquier manera no se da demasiada cuenta, salvo en el caso de la filipina cuyos problemas son más concretos, del por qué de estás características. Los personajes simplemente son así. Con muchos de los tics y lugares comunes de ese cine que lo inspira, Medusas es un film sobrio y correcto, pero al que se le nota la pretensión de navegar más profundo de lo que realmente se sumerge.