Medusas

Crítica de Fernando López - La Nación

Historias con una pizca de magia

La sugestiva Medusas narra las vidas de tres mujeres que se dejan llevar por el destino

Historias paralelas, personajes que se dejan llevar adonde los arrastra el azar, así como el mar dispone el ir y venir constante de las medusas, tres mujeres cuyo único rasgo en común es un hondo y confuso malestar, una ciudad -Tel Aviv- que parece favorecer los entrecruzamientos y un toque de magia (o de alucinación) para que el cuadro se desprenda del chato realismo y ascienda hacia la fantasía poética. Es lo que proponen Etgar Keret y Shira Geffen, marido y mujer en la vida real y ambos escritores reconocidos en Israel, en su primera película, ganadora de la Cámara de Oro de Cannes. Una comedia triste, un poco críptica, que denota tanto la aspiración literaria de sus autores como su especial sensibilidad para la concepción visual.

Viven como las medusas las protagonistas de las tres historias: sin control de sus destinos (quizá una velada alusión al sentimiento de inestabilidad que puede experimentarse en una zona en permanente riesgo), solas, faltas de afecto o con dificultades de comunicación. Una es la novia, que el día de su boda se quiebra la pierna al intentar salir del baño en el que ha quedado encerrada, con lo debe pasar (o mejor: sobrellevar, que lo diga su paciente marido), la luna de miel en un cuarto de hotel maloliente, ruidoso y sin vista. Otra es filipina, acompañante de ancianos (generalmente hoscos) aunque no habla pizca de hebreo y añora al hijo lejano que -se supone- es destinatario de sus esfuerzos. La tercera es la reservada Batya, cuya pasividad queda expuesta desde el principio cuando deja partir a su novio sin decir palabra; camarera en una empresa de catering de la que pronto es despedida por sus torpezas, sólo tiene esporádicos contactos con sus padres divorciados. La misteriosa aparición de una nena de 5 años, silenciosa pero de fuerte carácter, que llega del mar (¿ser real o visión de sí misma como criatura abandonada?) provee a Batya algún sentido para su vida vacía.

El cuento también les ofrecerá a las otras dos alguna oportunidad de afirmarse, o al menos de establecer algún contacto que las salve de la deriva. Otros personajes femeninos -los hombres tienen peso relativo- y una elaborada puesta completan este multifacético y sugestivo (pero no demasiado accesible) retrato de la zozobra existencial, que no carece de humor y en su vaguedad se abre a otras lecturas.