Medianoche en París

Crítica de Nicolás Kusmin - Leedor.com

Dulce y Melancólico.

Esa máquina de crear que es el director neoyorquino, que puede estrenar una película por año regularmente hace más de 30 –pese a que en la argentina ya suman tres en 2011 dado la demora en estrenarlas– ha logrado uno de sus films más frescos y posiblemente más queridos de los últimos años.

“Todos dicen te quiero” fue una película con ribetes musicales de 1996 que Woody filmó y protagonizó en Paris, donde enamoraba a nada menos que Julia Roberts (si, no hay que olvidar, que todo puede ocurrir en las películas).
Años después y sin musical de por medio la acción transcurre también en Paris. Todo lo mejor que la Ciudad Luz tiene para ofrecer y significa en la historia de la cultura (y por que no, también del cine) parece reunirse en “Medianoche en Paris”. Decenas de tomas sobre los íconos de la ciudad abren la película: Allen logra ponerse en el bolsillo a los espectadores.

Gil (Owen Wilson) e Inez (Rachel McAdams) son una pareja de Beverly Hills que viaja a Europa junto a los padres de ella (unos republicanos recalcitrantes) para realizar algunas compras para su futuro casamiento. Gil quiere ser algo más que un guionista exitoso de Hollywood, desea escribir una muy buena novela. No sólo debe luchar contra sus propios límites si no también contra la falta de apoyo de Inez.

Gil es, como todos los personajes de Woody: neurótico, automedicado, inseguro pero también –como su creador– talentoso. Owen Wilson logra estar a la altura de los alter-egos del director.

Cuando Gil se pierde por las calles de París en una noche de copas, sucede un inesperado suceso: al tocar las doce la ciudad vuelve al glamour de los años 20 y lo transporta a ese mundo de bohemia y ebullición cultural, donde compartirá noches de conversación, tragos y bailes con: Cole Porter, Scott y Zelda Fitzgerald, T.S. Eliot, Jean Cocteau, Ernest Hemingway, Pablo Picasso, junto a Salvador Dalí, Luis Buñuel y Man Ray, entre muchos otros. También se deslumbrará por alguna mujer que participa de esos ambientes. Y hasta logrará que su novela sea leída por la mismísima Gerturde Stein (Kathy Bates en un papel encantador).
Con el correr de las noches, sus ausencias van sorprendiendo a Inez y su familia. Así el pasado y el presente junto a sus consecuencias se van mezclando en la trama.

Woody a sus 75 años, dice presente una vez más, con una visión mucho más optimista que su anterior “Conocerás al Hombre de tus Sueños” sorprendiendo a los incondicionales como así también a los que le han recomendado algún año sabático (incansable, ya está filmando en Roma con Roberto Benigni)

Una idea repetida en el cine de Woody, siempre se anhela lo que no se tiene. Los de la Belle Epoque desean vivir en el Renacimiento y los bohemios de los años 20 en la Belle Epoque. Mientras, en una sala de cine, durante 100 minutos, un pequeño (solo en tamaño) director logra conmover una vez más a miles de espectadores, que observan como una lluvia parisina puede resultar tan romántica como sorprendente. No es poco.