Medianoche en París

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

TRIBUTO AL ARTE

Woody Allen es un director amado y odiado por muchos, que últimamente no ha conseguido plasmar en pantalla una historia interesante, bien resuelta y con el toque personal que ha caracterizado su filmografía años atrás. Por suerte, "Medianoche en París" vuelve a tomar lo mejor de dicho autor, con muy buenas actuaciones y una originalidad que se destaca desde los primeros minutos de proyección.
Gil es un hombre que queda fascinado con la ciudad de París, por lo que comienza a pensar en mudarse allí para poder inspirarse para la finalización de su primera novela. Su prometida no está de acuerdo y continuamente van a discutir sobre sus dicisiones. Por las noches, él inexplicablemente hace un viaje a los años 20, donde va a encontrarse con las máximas figuras culturales y artísticas de la época, situación que lo convence mucho más de quedarse en dicha ciudad.
La película tiene un comienzo en el que se pueden ver diferentes imágenes, con cámara quieta, sobre París, presentando la ciudad y creando la atmósfera indicada para que la historia pueda desarrollarse. Se muestran los lugares típicos y algunos no tan conocidos expuestos con encuadres muy llamativos y una fotografía hermosa. Con rapidez, la cinta presenta a los dos personajes principales y a su entorno social, procurando personificarlos con detallismo y haciendo hincapié en las actitudes de Gil y su negación con uno de los amigos de su mujer. Se plantea el conflicto de la historia muy sutilmente y se empieza a inspeccionar en una fantasía que nunca se ve desbordada por la propia locura de dichos momentos.
Sin duda alguna, cada una de las situaciones del pasado, en las que el protagonista comienza a entablar una relación con las personalidades artísticas de los años 20, son las más interesantes y las mejores logradas de la película, no solo por el excelente trabajo de personificación, de vestuario y de ambientación que se puede apreciar en cada uno de esos pasajes, sino porque dichos momentos están plagados de sorpresas que el espectador podrá identificar y con ellas entretenerse, todas teniendo un mismo hilo conductor: la cultura parisina.
El humor, como en toda película de Allen, tiene mucho protagonismo y aquí se vuelve a remitir a una ironía y a un absurdo que estaba algo faltante en las cintas del director de los últimos años. Gil y cada uno de los viajes al pasado son los principales exponentes de la gracia y de dicho desarrollo que hacen referencia a los clásicos del realizador y al humor de los hermanos Marx, solo que aquí llevado adelante con mucha delicadeza y no tanta exageración.
El guión introduce el argumento como una típica historia romántica, luego va pasando por la comedia y el drama, con algunos toques de fantasía y ciencia ficción y concluye con una esperanzadora y muy bien lograda escena final.
Las actuaciones son muy buenas. Owen Wilson logra destacarse desde su primera aparición, no solo al desarrollar la identidad de su rol, quien dice que nació en una época diferente, sino porque tiene algunos rasgos físicos y aprovecha mucho las expresiones faciales, las cuales hacen referencia al mismísimo Woody Allen. Muy buena interpretación protagónica. Rachel McAdams también está bien, en especial al ser firme en sus convicciones y al mantener siempre sus personalidad intacta. Quienes los acompañan le aportan lucidez y una pizca de histrionismo a la historia, por ejemplo: Michael Sheen, un hombre culto e insoportablemente manipulador; Marion Cotillard (Adriana), una mujer que vive los mismos sentimientos que Gil; Alison Pill y Tom Hiddleston, como la pareja Fitzgerald, y cada uno de los que poco a poco aparecen encarnando alguna personalidad histórica de la cultura francesa (esa escena con Buñuel que hace referencia a "El ángel exterminador", una de sus películas, es excelente).
"Midnight in Paris" es una película que tiene un desarrollo muy interesante, una propuesta original, divertida e inteligente, que demuestra que Woody Allen, pese a que sus últimas películas no hayan sido del todo satisfactorias, puede volver a ser quien era en el pasado. Con muy buenas actuaciones y miles de referencias a la cultura parisina, esta es una película que hay que ver, observar y recomendar. Una gran cinta, un tributo al arte y a la belleza francesa. Imperdible.

UNA ESCENA A DESTACAR: cada una de las idas al pasado.