Me perdí hace una semana

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Momentos de sencilla hondura entre largas y tediosas planicies

Se estrenan en forma conjunta dos películas de Ivan Fund, prolífico autor de un cine más raro que bueno, donde aparecen momentos de sencilla hondura entre largas planicies poco atractivas. Siempre piezas breves, filmadas con no-actores en las afueras de Crespo.

"Me perdí hace una semana" muestra a una parejita medio abúlica, una señora joven que suponemos madre y policía, y un tarotista amanerado que busca a su perro perdido quién sabe dónde. Este es el único personaje con algo de fuerza, los otros son unos desvaídos. Detalle curioso: cada tanto, los intérpretes ofrecen sus impresiones respecto al trabajo que están haciendo, y la sintonía que encuentran con sus propios estados de ánimo. El problema es que, según les oímos decir, "la vida es intensa a tu alrededor pero uno se queda mirando a donde no hay nada".

La misma película incorpora un ejemplo de lo dicho: la cámara sigue por la calle a una de las actrices que camina en la tarde nublada con cara de nada, y se cruza con unas niñas que están jugando y gritan, felices, "¡Nos filmaron!", "¡Nos filmaron!" Ese momento intenso en la vida de las niñas, una panorámica nocturna al comienzo, y un breve capítulo del tarotista en un quincho, con su posterior expresión de soledad, son lo más destacable.

Más llevadera es "AB", por Arita y Belencha, dos muchachas ya medio creciditas. Se presentan a cámara, se abrazan, y recorren el pueblo ofreciendo en adopción siete perritos todavía lactantes. Hay escenas simpáticas, medianamente improvisadas, con gente tranquila, cordial, que vive con la puerta abierta sin problemas, y evoca sus perros anteriores. De ahí quiere irse una de las chicas, rumbo a la gran ciudad, aunque el novio no pueda acompañarla. La otra visita un monasterio. Hacia el final surge un costado a lo Terrence Malick, con resumen de imágenes mientras una voz en off recita un largo poema sobre la unión del ser en el universo y en la figura amada, la ternura divina, y otros asuntos en forma sentenciosa, alternando con particulares silencios. Esa última parte está en 3D, tal vez para darle al texto mayor profundidad, recurso que alcanza cierto atractivo durante una breve toma a lo largo del túnel subfluvial.

No hay mucho más para contar.