Mazinger Z Infinity

Crítica de Marisa Cariolo - Cinergia

El regreso de un gigante

Los años han pasado para todos y aquellos niños que en la década del ochenta se sentaban a ver Mazinger Z por Canal 9 en las mañanas hoy han devenido en padres, profesionales o empresarios. En el universo del anime la adultez ha llegado a Kōji Kabuto. Es ahora un hombre maduro y dedicado a la ciencia y erigido en un héroe nacional para la mayoría de sus conciudadanos. Es necesario aclarar que el film no hace ninguna referencia explícita al pasado de la saga por lo que los nuevos espectadores que se acerquen al film pueden sentirse algo desorientados si no poseen conocimiento de base sobre la historia personal del anime y su versión televisiva de los setenta.

Es necesario antes de avanzar recordar que la serie en si misma fue motivo de polémica e incluso de levantamiento en algunas cadenas televisivas de la época. Por ejemplo en España emitió solo veinticinco episodios, de los treinta y tres que había adquirido, por considerar que la historia tenía un marcado tono anti marxista al erigir al Doctor Infierno como uno de sus malvados y ser el mismo muy similar físicamente al mismísimo Marx. Por otra parte, manifestaban que personajes como el Baron Ashler “…contribuye a desfigurar el rol sexual del niño […]” por su manifiesta bisexualidad.

Polémicas de lado, en el presente Koji Kabuto tiene contacto con un nuevo robot de dimensiones gigantescas que han llamado Mazinger Infinity que se encuentra bajo el comando de una entidad de control que posee un noventa y uno por ciento de origen biológico llamada Lisa. Obviamente el mal estará presente con Doctor Infierno quien querrá usar el poder de Mazinger Infinity para barrer a la humanidad de un plumazo y de esta forma refundarla en base a sus preferencias morales.

De esta forma se reproduce el esquema básico de los episodios de la serie modernizando la apuesta desde lo visual con la adición de los nuevos recursos de animación acordes al presente. El balance entre la nueva imagen y la tradicional está logrado a la perfección para atrapar al nuevo espectador sin desatender la nostalgia que llevara al cine a aquellos niños de los ochentas. Como una alegoría de los tiempos el “pequeño Mazinger” sigue siendo tan efectivo como siempre y se alza en medio de un universo de nuevas y grandilocuentes ofertas visuales que no terminan de convencer en materia cinematográfica.

Como Koji hemos crecido en el exterior y tal vez asumamos responsabilidades diferentes, pero sabemos que cuando el deber nos llama estamos listos para pelear por lo que es justo: en este caso revivir los héroes de antaño y jugar aunque sea por un rato con ellos. En un mundo donde el CGI se ha apoderado de todo no es menos que una tarea titánica la que asume el film y cumple con creces.