Maze Runner: Prueba de fuego

Crítica de Mariano Ojeda - El Lado G

La segunda entrega de la saga juvenil que adapta las novelas escritas por James Dashner, llega a las salas con el nombre de Maze Runner: Prueba de Fuego (Maze Runner: The Scorch Trials) y con cierto desgaste interno ya que afrontó, durante mucho tiempo, rumores de cancelación.

Según sus protagonistas, “varias escenas del film fueron bastante complicadas de filmar”, lo que provocó cierto fastidio en parte del reparto. La película está dirigida por Wes Ball, quién supo hacerse cargo de la primera entrega -de la cuál salió más airoso que de su secuela-, y como guionista, T.S. Nowlin. Ambos debutaron en sus respectivos puestos con la saga de los jóvenes corredores.

Thomas (Dylan O’Brien) y el resto de los muchachos deben averiguar la verdad sobre quiénes los tenían cautivos y con que fin. Buscar pistas sobre la misteriosa y poderosa organización conocida como C.R.U.E.L. es parte de la misión principal pero para eso deberán volver a escapar y afrontar un viaje por el desierto. Allí se enfrentarán a “La Llamarada” y a otros peligros del desierto apocalíptico y de los personajes que habitan en él. Formando equipo con miembros de la resistencia, la misión es de vida, muerte o algo parecido.

Esta segunda entrega consigue ser muy entretenida por el suspenso que tiene en ciertos fragmentos; cuando logran escapar de esa especie de prisión y el ingreso a ese edificio abandonado con aspecto a shopping. Además, para quienes hayan jugado al videojuego revelación del 2013, The Last Of Us, habrá una relación cercana en la escena de los edificios.

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Las secuencias de acción son buenas y desde el aspecto visual está muy bien lograda como la estrenada el año pasado, Correr o Morir. Es coherente que se destaque en los FX ya que Ball trabajó mucho tiempo en esa área antes de tomar el puesto de director. El inconveniente de este film, al igual que su predecesora, es que decae llegando al acto final. Todo fue extremadamente anunciado y predecible, y el final no tuvo la emotividad suficiente como para hacer un cierre correcto.

El reparto está formado por Dylan O’Brien, Nathalie Emmanuel, Ki Hong Lee, Thomas Brodie-Sangster, Rosa Salazar, Kaya Scodelario , Giancarlo Esposito y Barry Pepper. Todos estuvieron correctos en los papeles que les tocó encarnar, pero quién sorprendió fue Espósito (Do The Right Thing, Breaking Bad), en un papel poco habitual para él, por lo menos hasta ahora. No deslumbra actoralmente pero no le quedó tan mal esa especie de anti-héroe que quiere redención. Nada para trascender desde este aspecto, solo queda desearle que para la tercera parte, La Cura Mortal, lo hagan mejor.

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Las nuevas amenazas que deben enfrentar estos adolescentes, y que se mencionaron más arriba, son el punto más alto del film. En su primera aparición, hay ciertas similitudes con el film dirigido por Danny Boyle, Exterminio (24 Days Later), donde los chicos deben volver a correr para librarse de sus hambrientos perseguidores. La construcción de la escena: el lugar, el juego de luz y sombra, más los efectos de sonido, generan un ambiente verdaderamente amenazante y de lo mejor en los 131 minutos de película.

En una de las escenas, pasando la mitad de la film, la similitud con el juego The Last Of Us (2013) es imposible de no advertida para quienes lo hayan jugado. Para los que no lo conocen, es un videojuego del género survival horror donde el sigilo y la estrategia son las herramientas principales para ir resolviendo las diferentes instancias. El juego fue desarrollado por la empresa Naughty Dog para la plataforma Playstation 3 y, el año pasado, fue lanzado para Playstation 4. Desde los protagonistas de la escena -hombre y mujer, ella más pequeña de estatura-, los edificios, las cloacas, hasta el aspecto y el sonido de monstruos, todo tiene una connotación clara al videojuego que fue elegido el mejor del año 2013.

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No hay dudas que a esta película le va a ir bien en la taquilla y que la tercera, pese a los rumores de cancelación de Prueba de Fuego, va a salir tarde o temprano. El film es un escalón más abajo de lo que habían hecho con la primera entrega de la saga, en la cuál, la trama de Correr o Morir perseguía un mismo objetivo durante toda la cinta y pese a los giros que tuvo, siempre mantuvo interés y no fue tan predecible. Esta secuela por momentos hace caer al espectador en el aburrimiento en varios fragmentos del film. Repito, la película no está mal y se destacan los efectos especiales, el suspenso y la acción, pero la trama, allá va, se fue corriendo.