Maze Runner: La cura mortal

Crítica de Marcos Guillén - Cuatro Bastardos

Maze Runner – La cura mortal: Un solido entretenimiento para un final anunciado.
Al fin, y luego de varios tropiezos en la producción, llegó a las carteleras la tercer entrega de la saga protagonizada por Dylan O’Brien. No más secretos ni laberintos, es tiempo de la liberación.
Muchos han hecho las comparaciones correspondientes con esa ola, que parece bastante desgastada hoy, sobre las adaptaciones de novelas de ese subgénero que llaman Young Adult. Aventuras complejas protagonizadas por adolescentes, que podríamos citar como inicio a la saga Harry Potter a comienzos del siglo XXI, pero que en estilo y formas, en el caso de Maze Runner, se reuniría con las distopías al uso tipo The Hunger Games, Divergent y por qué no la vilipendiada The Host (2013). Muchas de ellas interesante premisas, nos referimos puntualmente a los libros, que lograban la reescritura de mitos antiguos para una nueva generación.
Precisamente se nos antoja interesante lo que lograba esta saga en particular en la reversión del mito de Teseo y su aventura en el laberinto de Minos, con ese ingrediente literario que aportaban ciertas reminiscencias a El señor de las moscas (Lord of the Flies – 1954), con la correspondiente ayuda de su Ariadna encarnada en una olvidada compañera, hablamos de la traidora Teresa. Los plot twits que a esta vieja fabula integraron fueron un acierto, que en su continuación parecieron olvidar, referencia puntual al guión, aunque supo mantener la trepidante acción de la anterior.
Pues bien, y ya sin tanto prolegómeno nos sumergimos a la tercer y última. Thomas se dirige a la última ciudad conocida al rescate de Minho, que la corporación CRUEL tiene cautivo con propósitos experimentales. Y para eso tendrá que penetrar en esa cristalina y luminosa fortificación, claro que con la ayuda de sus compañeros de ruta y alguna mano extra.
Una de las características que muchos han sacado a relucir es cierta elegancia a la hora de proponer este drama de acción, con lo que estaremos de acuerdo en la medida en que la misma surtió al film de un marco adecuado para el desenlace de esta saga. Más allá de esto, en general volvió a caer en los esperados clichés al uso de este genero, dejando que la conveniencia ganara terreno sobre la frescura que supo tener la primera entrega. Asentaron las bases de un interesante punto de vista sobre la sobre-vivencia del más apto contraponiendolo con aquel que si se sacrifica por el bien común, para luego, escapados del laberinto, caer en la eterna carrera contra reloj hacia ninguna parte. De todas maneras el film cumple con las expectativas de ser un entretenimiento ameno en donde podremos ver pagar al malvado, en cualquiera de sus medidas y contar con la esperanza que de habrá un futuro. Con una destacable dosis de acción que no pierde el norte a la hora de retratar la humanidad de los personajes. Por supuesto que lejos de lo propuesto por la saga literaria, con un final mucho más pesimista, como toda buena distopía que se precie.