Maze Runner: La cura mortal

Crítica de Iván San Martín - Cinergia

El corredor del laberinto

Después de haberse pospuesto la fecha de estreno por un accidente que casi le cuesta la vida a su protagonista Dylan O´Brien en el set de filmación, llega la conclusión de la trilogía Maze Runner iniciada en 2014 y basada en la saga literaria creada por James Dashner.

Thomas (O´Brien) está dispuesto a encontrar la cura para la enfermedad que ha infectado a gran parte de la población mundial pero para eso deberá lidiar la batalla final contra la corporación CRUEL (WCKD en inglés) que tiene a su amigo Minho (Ki Hong Lee), metiéndose en sus ultra seguras instalaciones y enfrentándose a la doctora responsable de los experimentos Ava Paige (Patricia Clarkson) y Janson (Aidan Gillen). Además se conocerá la nueva situación de Teresa (Kaya Scodelario).

Lo más notorio de esta tercera entrega son las escenas de acción que abundan en el relato y ninguna de ellas está forzada para darle más efusividad, no solo incluye tiroteos sino explosiones y persecuciones, incluso una de las primeras escenas es un “homenaje” a Mad Max: Furia en el camino (Mad Max Fury Road, 2015).

El ritmo de la película tiene altas y bajas ya que tiene una duración de casi dos horas y media, por lo que hace perder cierta atención en su afán de cerrar todo de la mejor manera. Eso también hace que algunas cosas queden sin explicación alguna o a medias.
Wes Ball, director de toda la trilogía, logra una mejor película que supera a la segunda Maze Runner: Prueba de fuego (The Scorch Trials, 2015) y le da un cierre bastante digno a la última saga juvenil que quedaba aunque aún hay un libro precuela que seguramente tendrá su adaptación.

La cura mortal tiene grandes momentos, revelaciones inesperadas, buenos secundarios y regresos de personajes claves. A pesar de su larga duración es entretenida, los fanáticos , y no tanto, de Maze Runner quedarán contentos con el cierre de la historia que empezó en aquel laberinto.