Matrix 4: Resurrecciones

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Décadas han pasado desde que Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss) alcanzaron la ciudad de las máquinas para terminar la guerra, sacrificando sus vidas en el proceso. Nadie sabe realmente qué fue de ellos, pero el mundo cambió gracias a sus acciones y no han sido olvidados.

Cuando Bugs (Jessica Henwick) descubre un sector escondido dentro de la Matrix que parece estar repitiendo en bucle uno de los eventos fundamentales de aquella leyenda, reconoce a sus protagonistas de inmediato y la historia que están reviviendo. Pero por sobre todo, reconoce los detalles que son diferentes a como se supone fueron en realidad; eso despierta la sospecha de que se trata de algo más que de un simple recuerdo.

Pocos son los humanos que aún creen que Neo sigue rondando por la Matrix, pero Bugs es una de ellas y no duda en formar una alianza con Morfeo (Yahya Abdul-Mateen II) cuando demuestra tener información concreta sobre dónde encontrarlo: en Thomas Anderson, un exitoso programador de videojuegos que supo explotar sus serios problemas para distinguir realidad de ficción al crear una exitosa trilogía hace veinte años.

Una trilogía a la que en este momento le están exigiendo una nueva secuela que no quiere hacer.

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Alta Peli

CRÍTICASMatrix Resurrecciones (REVIEW)

Veinte años después, Neo y Trinity se reencuentran.

por

Matías Seoane

publicada el 21/12/2021

Matrix Resurrecciones, un regreso al código fuente. Crítica a Continuación.

Décadas han pasado desde que Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss) alcanzaron la ciudad de las máquinas para terminar la guerra, sacrificando sus vidas en el proceso. Nadie sabe realmente qué fue de ellos, pero el mundo cambió gracias a sus acciones y no han sido olvidados.

Cuando Bugs (Jessica Henwick) descubre un sector escondido dentro de la Matrix que parece estar repitiendo en bucle uno de los eventos fundamentales de aquella leyenda, reconoce a sus protagonistas de inmediato y la historia que están reviviendo. Pero por sobre todo, reconoce los detalles que son diferentes a como se supone fueron en realidad; eso despierta la sospecha de que se trata de algo más que de un simple recuerdo.

Pocos son los humanos que aún creen que Neo sigue rondando por la Matrix, pero Bugs es una de ellas y no duda en formar una alianza con Morfeo (Yahya Abdul-Mateen II) cuando demuestra tener información concreta sobre dónde encontrarlo: en Thomas Anderson, un exitoso programador de videojuegos que supo explotar sus serios problemas para distinguir realidad de ficción al crear una exitosa trilogía hace veinte años.

Una trilogía a la que en este momento le están exigiendo una nueva secuela que no quiere hacer.

Matrix Resurrecciones de franquicias ya cerradas

Veinte años atrás, la trilogía que hoy retoma Matrix Resurrecciones marcó un hito de la ciencia ficción en el cine y dejó una huella en la cultura popular que es más recordada que las películas en sí. Por meses se debatió su contenido filosófico, por varios años muchas películas y videojuegos buscaron emular el estilo de sus escenas de acción y aún hoy se escriben artículos sobre cómo influenció el imaginario colectivo de principios de milenio.

Todo daba para creer que era una historia cerrada sin nada nuevo que sumar, pero en tiempos de apostar a la seguridad de secuelas, remakes y nostalgia, apareció Matrix Resurrecciones prometiendo retomar donde se había quedado, con al menos una parte del elenco original para captar la atención de los fans. O al menos recordarles que hace 20 años les había gustado mucho una película.

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CRÍTICASMatrix Resurrecciones (REVIEW)

Veinte años después, Neo y Trinity se reencuentran.

por

Matías Seoane

publicada el 21/12/2021

Matrix Resurrecciones, un regreso al código fuente. Crítica a Continuación.

Décadas han pasado desde que Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss) alcanzaron la ciudad de las máquinas para terminar la guerra, sacrificando sus vidas en el proceso. Nadie sabe realmente qué fue de ellos, pero el mundo cambió gracias a sus acciones y no han sido olvidados.

Cuando Bugs (Jessica Henwick) descubre un sector escondido dentro de la Matrix que parece estar repitiendo en bucle uno de los eventos fundamentales de aquella leyenda, reconoce a sus protagonistas de inmediato y la historia que están reviviendo. Pero por sobre todo, reconoce los detalles que son diferentes a como se supone fueron en realidad; eso despierta la sospecha de que se trata de algo más que de un simple recuerdo.

Pocos son los humanos que aún creen que Neo sigue rondando por la Matrix, pero Bugs es una de ellas y no duda en formar una alianza con Morfeo (Yahya Abdul-Mateen II) cuando demuestra tener información concreta sobre dónde encontrarlo: en Thomas Anderson, un exitoso programador de videojuegos que supo explotar sus serios problemas para distinguir realidad de ficción al crear una exitosa trilogía hace veinte años.

Una trilogía a la que en este momento le están exigiendo una nueva secuela que no quiere hacer.

Matrix Resurrecciones de franquicias ya cerradas

Veinte años atrás, la trilogía que hoy retoma Matrix Resurrecciones marcó un hito de la ciencia ficción en el cine y dejó una huella en la cultura popular que es más recordada que las películas en sí. Por meses se debatió su contenido filosófico, por varios años muchas películas y videojuegos buscaron emular el estilo de sus escenas de acción y aún hoy se escriben artículos sobre cómo influenció el imaginario colectivo de principios de milenio.

Todo daba para creer que era una historia cerrada sin nada nuevo que sumar, pero en tiempos de apostar a la seguridad de secuelas, remakes y nostalgia, apareció Matrix Resurrecciones prometiendo retomar donde se había quedado, con al menos una parte del elenco original para captar la atención de los fans. O al menos recordarles que hace 20 años les había gustado mucho una película.

Si, el bar se llama Simu-Latte. No pensemos demasiado en eso.

Con mucha autoconciencia y un humor que estuvo tradicionalmente muy ausente en la franquicia, Matrix Resurrecciones dedica buena parte de su primera mitad a parodiar su propio regreso, mientras replantea las reglas de un universo que necesitaba algunas actualizaciones para mantenerse vigente. Reglas que han cambiado tanto dentro como fuera de la Matrix y que durante todo este inicio no tendremos del todo claro cómo ni por qué.

Seguir a Thomas Anderson durante este redescubrimiento de lo que supo y olvidó, es lo más interesante que Matrix Resurrecciones tiene para ofrecer en esta vuelta más focalizada en Neo y su conflicto interno que en una guerra por la humanidad.

Todo lo solemne y pretenciosamente profundo que supo ser Matrix es purgado en Matrix Resurrecciones, si hasta se burla sin disimulo del impacto cultural que supo tener y de las contradictorias interpretaciones que el público hizo de ella. Todo de una forma tan explícita que solo puede ser intencional. No es que no hay nada de subtexto detrás de la acción en Matrix Resurrecciones, pero las grandes preguntas existenciales dejaron su lugar a reflexiones más concretas y relacionadas al presente. O al menos, sobre cómo cambiaron algunas cosas desde que empezó la franquicia.

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Veinte años después, Neo y Trinity se reencuentran.

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Matías Seoane

publicada el 21/12/2021

Matrix Resurrecciones, un regreso al código fuente. Crítica a Continuación.

Décadas han pasado desde que Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss) alcanzaron la ciudad de las máquinas para terminar la guerra, sacrificando sus vidas en el proceso. Nadie sabe realmente qué fue de ellos, pero el mundo cambió gracias a sus acciones y no han sido olvidados.

Cuando Bugs (Jessica Henwick) descubre un sector escondido dentro de la Matrix que parece estar repitiendo en bucle uno de los eventos fundamentales de aquella leyenda, reconoce a sus protagonistas de inmediato y la historia que están reviviendo. Pero por sobre todo, reconoce los detalles que son diferentes a como se supone fueron en realidad; eso despierta la sospecha de que se trata de algo más que de un simple recuerdo.

Pocos son los humanos que aún creen que Neo sigue rondando por la Matrix, pero Bugs es una de ellas y no duda en formar una alianza con Morfeo (Yahya Abdul-Mateen II) cuando demuestra tener información concreta sobre dónde encontrarlo: en Thomas Anderson, un exitoso programador de videojuegos que supo explotar sus serios problemas para distinguir realidad de ficción al crear una exitosa trilogía hace veinte años.

Una trilogía a la que en este momento le están exigiendo una nueva secuela que no quiere hacer.

Matrix Resurrecciones de franquicias ya cerradas

Veinte años atrás, la trilogía que hoy retoma Matrix Resurrecciones marcó un hito de la ciencia ficción en el cine y dejó una huella en la cultura popular que es más recordada que las películas en sí. Por meses se debatió su contenido filosófico, por varios años muchas películas y videojuegos buscaron emular el estilo de sus escenas de acción y aún hoy se escriben artículos sobre cómo influenció el imaginario colectivo de principios de milenio.

Todo daba para creer que era una historia cerrada sin nada nuevo que sumar, pero en tiempos de apostar a la seguridad de secuelas, remakes y nostalgia, apareció Matrix Resurrecciones prometiendo retomar donde se había quedado, con al menos una parte del elenco original para captar la atención de los fans. O al menos recordarles que hace 20 años les había gustado mucho una película.

Si, el bar se llama Simu-Latte. No pensemos demasiado en eso.

Con mucha autoconciencia y un humor que estuvo tradicionalmente muy ausente en la franquicia, Matrix Resurrecciones dedica buena parte de su primera mitad a parodiar su propio regreso, mientras replantea las reglas de un universo que necesitaba algunas actualizaciones para mantenerse vigente. Reglas que han cambiado tanto dentro como fuera de la Matrix y que durante todo este inicio no tendremos del todo claro cómo ni por qué.

Seguir a Thomas Anderson durante este redescubrimiento de lo que supo y olvidó, es lo más interesante que Matrix Resurrecciones tiene para ofrecer en esta vuelta más focalizada en Neo y su conflicto interno que en una guerra por la humanidad.

Todo lo solemne y pretenciosamente profundo que supo ser Matrix es purgado en Matrix Resurrecciones, si hasta se burla sin disimulo del impacto cultural que supo tener y de las contradictorias interpretaciones que el público hizo de ella. Todo de una forma tan explícita que solo puede ser intencional. No es que no hay nada de subtexto detrás de la acción en Matrix Resurrecciones, pero las grandes preguntas existenciales dejaron su lugar a reflexiones más concretas y relacionadas al presente. O al menos, sobre cómo cambiaron algunas cosas desde que empezó la franquicia.

Estando en una época donde la industria del cine le tiene miedo tanto a las ideas nuevas como a que algo “no se entienda”, que todo en Matrix Resurrecciones esté subrayado con un fibrón es claramente parte del mismo chiste que está haciendo Lana Wachowski al respecto. Sospechamos que tenía tan pocas ganas de hacer la película que se lo hace decir a su protagonista sin sutilezas, mientras de paso también se burla poniéndole flechas de neón a cada metáfora, referencia y fan service que encaja entre escenas.

Lamentablemente, cuando en la segunda mitad cambia drama por acción, eso que resultaba un poco interesante se va deshilachando. No solo porque la trama es chata y poco sólida, sino también porque el elenco secundario no tiene carisma, el villano es prácticamente una caricatura y las escenas de acción son correctas pero están lejos de lo llamativas y novedosas que supieron ser. Había margen para intentar revivir la franquicia por más que no hiciera falta, pero a Matrix Resurrecciones no le alcanza solo con Keanu Reeves para lograrlo.