Matar o morir

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Jennifer Garner: qué mujer. No tiene una belleza tradicional, lo suyo es dulzura mezclada con esos pómulos magros que indican dureza. Su gran momento fue la serie Alias (2001 – 2006), hace ya demasiado tiempo. Ha hecho papelitos y comedias chiquitas (a mi me gusto mucho en 13 Going On 30, y me dí cuenta que era una formidable actriz), pero lo suyo es el cine de acción. ¿Cómo olvidarla, ahora que es tiempo de heroínas?. Peppermint no es un superfilme, pero es un vehículo de acción mas que adecuado para la Garner. No sólo patea traseros en gran forma sino que también actúa. Porque la Garner no tiene todos los patitos en fila (resulta obvio considerando que liquidaron a tu esposo y a tu hija). Porque acá cruzamos la barrera de los tabúes y matamos niños. Y si bien para algunos críticos es un golpe bajo del cual el filme no se recupera, para mí es un necesario argumento narrativo. Si sos mujer y tu marido es medio corrupto… ¿qué cosa te movería para buscar venganza y remover cielo y tierra tras los asesinos de tu familia?. Y sí: sólo tu instinto maternal, que te hayan boleta un hijo.

Yo no encuentro el sacrilegio en semejante premisa: después de todo, a Frank Castle le hicieron pomada toda la familia (incluyendo al pececito dorado) y nadie dijo ni pío. De hecho uno podría argumentar (con mas de un fundamento) que Peppermint es la versión femenina de The Punisher. Veamos: familia asesinada por la mafia de la droga: chequeado!. Persona que se roba un arsenal y va a liquidar a los asesinos: chequeado!. Persona inestable emocionalmente que carga algo de su hijo / hija fallecido: chequeado otra vez!. En vez de baticueva la Garner vive en una camioneta piojosa donde guarda armas como para tirar al techo y, como le gusta la tranquilidad, ha hecho limpieza en el barrio hasta el punto que la consideran un ángel guardián (otro detalle que me hace acordar al Castigador). Desde ya un ama de casa no puede liquidar a toda la mafia y, para que eso resulte creíble, la Garner debe hacer un curso acelerado de entrenamiento en la Liga de las Sombras, desapareciendo durante cinco años para foguearse en el manejo de todo tipo de armas, practicar artes marciales mixtas y convertirse en un arma viviente. El cómo esta mina tiene mas datos de inteligencia que la policía y el FBI juntos es un misterio pero, ¿a quién diablos le importa la lógica en este tipo de películas?.

El tipo que ceba todo esto es Pierre Morel, el mismo de Distrito 13, Taken y Desde París con Amor; o sea, el tipo sabe filmar acción con estilo y acá se luce. El asalto al jefe del cartel de la droga es espléndido. Hay bastante de John Wick en todo esto (con balazos en la cara y cuchillazos en donde no corresponde), pero la sensación es la Garner. Como Frank Castle, tiene visiones de su familia muerta y, acá, es el espiritu de su hijaes quien la despierta cuando está desmayada y la van a hacer boleta. Con el pelo cortado con cuchillo, sucia, musculosa, lastimada por todos lados, la Garner es una fuerza de la naturaleza que actúa con desquicio. Quizás eso sea lo mejor del filme, ver que la protagonista no está cuerda y solo razona como debe a la hora de trazar planes para infiltrar, atrapar, torturar y matar malvados.

Mientras que Peppermint es un deleite porque va directo al punto (no es que perdemos una hora viendo como la Garner se entrena sino que tenemos un resumen al pasar de 5 minutos sobre lo que hizo en estos cinco años) y tiene unas cuantas sorpresas, el tercer acto es algo flojo porque, al intentar salirse de lo predecible, termina enredándola y lastimando la lógica (y la inercia) del relato. Igual es satisfactorio, pero quizás hubiera sido mejor no innovar y dejar que las cosas siguieran su curso natural. Como sea, Peppermint es una película súper recomendable, una de acción bien hecha que, aunque no surque ningún camino nuevo, al menos te hace pasar bomba 90 minutos de tu vida. Y ojalá que a la Garner le ofrezcan mas papeles de este estilo, porque esto definitivamente es lo suyo.