Matar a un muerto

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Cine paraguayo, inteligente, revelador, con un tema espeluznante, de denuncia, en un drama de hombres que en situaciones límites juegan sus cartas de sobrevivencia. El director y guionista Hugo Giménez encontró la manera exacta de la dimensión de la opresión de la dictadura de Alfredo Stroessner. En un lugar del monte paraguayo,  dos hombres, que viven en más que modestas condiciones tienen como misión enterrar “los paquetes” que les manda el ejercito. Los muertos del régimen,  hombres y mujeres, viejos y jóvenes. En el modesto rancho, comunicados con un transmisor, que le avisa de la llegada de nuevos envíos, cada vez más numerosos, más una destartala radio que transmite los pormenores del mundial 78. Esos hombres acostumbrados a cargar con tanta muerte, tienen sus supersticiones y ritos, sus miedos y responsabilidades. Un hecho perturba su mundo, entre los supuestos muertos hay un vivo. Y eso alcanza para poner en tensión todo su mundo. Una cosa es enterrar a los muertos de la represión y otra muy distinta asesinar a sangre fría. Con grandes actuaciones de Jorge Román, Ever Enciso y Aníbal Ortiz, con muy buenos climas logrados con mínimos diálogos, con estallidos de ira y momentos muy tensos, se construye un film para no perderse, inteligente, alejado del panfleto y la declamación, cerca de la calidad.