Masterplan

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

La necesidad de sentirse diferente

En el primer film de ficción de Diego y Pablo Levy, Alan Sabbagh interpreta a Mariano, un treintañero que planea una estafa junto a su cuñado para salir de esa rutina de ser normal y corriente. Una vida en tono de comedia.

Mariano tiene un trabajo, una novia con la que va a casarse, un departamentito mínimo, es decir, Mariano tiene una vida normal, la de tantos treitañeros de clase media porteña. Sin embargo, Mariano es diferente, porque Mariano tiene un auto de colección, un hermoso Siam Di Tella que adora. Este rasgo distintivo del protagonista hace suponer que detrás de esa existencia, común, similar a muchas otras, oculta a alguien extraordinario, con ambiciones y un particular modo de ver el mundo en donde los atajos son una alternativa válida. Así, junto a su cuñado, idea una estafa a través de la compra de electrodomésticos con su tarjeta de crédito. Tal como lo indica el tono de la puesta, rápidamente las cosas se van a complicar y Mariano va a tener que hacer desaparecer su auto para justificar el robo del plástico en cuestión.
Luego del simpático documental Novias – Madrinas – 15 años, que abordaba la cotidianidad de una sedería en el barrio de Once, Diego y Pablo Levy presentan su primera ficción, una comedia que tiene muchas virtudes, tal vez la principal es que pone en el centro del relato a un personaje que se piensa distinto pero que en realidad es común, reconocible y universal, tanto para los espectadores de una gran ciudad como Buenos Aires, como en cualquier parte del mundo.
La anécdota mínima que da pie al comienzo a la película podría agotarse de manera casi inmediata, pero el guión –escrito por los hermanos Levy junto a Marcelo Panozzo–, se abre y complejiza a la manera de las estructuras dramáticas que plantea en sus historias Judd Apatow (Hazme reír, Ligeramente embarazada, Virgen a los 40), en donde la comedia es la excusa para contar una vida, con personajes secundarios cuidadosamente delineados, como el delicioso linyera que ocupa el auto abandonado (uno de los "protagonistas" de Novias...), el cuñado (Pablo Levy) o el investigador de la compañía de seguros (un sorprendente Campi).
Por supuesto, se hace muy difícil pensar la efectividad de Masterplan sin el lugar que ocupa Alan Sabbagh, que compone a ese Mariano tenso, paranoico y contradictorio, tan humano en su intento de hacer algo diferente, tan patético en su error, en la innecesaria ambición de meterse en un fraude, chiquito, pero para el cual no está preparado en lo más mínimo y que amenaza con destruir los que se supone que es una existencia anónima, razonablemente feliz y sin demasiado para destacar.