Más notas perfectas

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

Duro de rescatar

Por innumerables razones era deseable que Más notas perfectas fuera, sino excelente, al menos una muy buena película. Es la secuela de una comedia brillante como Ritmo perfecto; está protagonizada por la buena de Anna Kendrick y las interesantes Rebel Wilson y Brittany Snow entre otras, además de incorporar a la protagonista de la Temple de acero de los hermanos Ethan y Joel Cohen, Hailee Steinfeld; también tiene inmejorables actores de reparto como John Michael Higgins y Elizabeth Banks, quien además dirige. Pero claramente la lógica de la acumulación no garantiza calidad cinematográfica, y los nombres admirables involucrados en Más notas perfectas no logran que la película se acerque ni un poco a la perfección de la primera parte.

FAT AMY

Ya desde la introducción podemos empezar a desconfiar un poco del criterio de Elizabeth Banks como realizadora. La secuencia tiene su gracia y funciona como disparador, aunque ya podemos sospechar algo del desgaste que veremos más adelante, sobre todo con el personaje de Rebel Wilson (Fat Amy) que es una de las fallas más notorias de Más notas perfectas.

Aclaremos que la mejor actriz con sobrepeso de la historia es Melissa McCarthy, quien ha encontrado su mejor versión trabajando con el director Paul Feig (Damas en guerra; Chicas armadas y peligrosas; Spy, una espía despistada). En sus personajes, McCarthy suele hacer hincapié y subrayar aquellos aspectos personales que no tienen que ver con su sobrepeso. Quienes hemos sido gordos toda la vida sabemos que cuando las personas notan que uno tiene sobrepeso parecen olvidar que uno sigue siendo una persona. Para ilustrarnos mejor al respecto está aquel ambiguo y glorioso capitulo de Los Simpson donde Homero quiere engordar para trabajar en su casa.

En cambio, el personaje de Rebel Wilson trabaja el otro aspecto de la cuestión, nos espeta en la cara que es gorda y que, al menos en apariencia, no le importa. Hay cierto cinismo, pero nunca se explicita un conflicto. Y luego cuando hay que hacer chistes, se apela principalmente a lo más grotesco de su apariencia y más ridículo de su personalidad. ¿Qué hace Fat Amy? ¿Se defiende o enfrenta al mundo? Por momentos tan sólo parece un bufón.

DE NUEVO RITMO PERFECTO PERO MAL

Esencialmente, Más notas perfectas es una secuela clásica, es decir, suma elementos pero sigue siendo la misma trama que su antecesora. Por lo tanto, las protagonistas se enfrentan de nuevo a un concurso de canto a capella, lo cual es una excusa para contar nuevamente los desafíos de crecer y enfrentarse a la vida adulta. A medida que la directora va encontrando los gags que funcionan con cada personaje, luego se limita a repetirlos. Hay una cantidad de subtramas acumuladas que deshilachan el conjunto ya que no coordinan demasiado bien, y tampoco están bien resueltas. Sorprende incluso lo apurado y poco resuelto del final.

Banks no logra que nos interesen nuevamente los destinos de los personajes de Kendrick y Snow, y mucho menos el de Steinfield. Además, me informan que el final se resuelve igual que el final de un capítulo de Glee, señal de que tengo que dejar de escribir sobre esta película que se termina pareciendo al Boca de Arrubarrena, que cuanto más se lo analiza, más fallas tiene.