Más notas perfectas

Crítica de María Paula Putrueli - A Sala Llena

No hay dos sin tres.

¿Quién maneja el mundo? La pregunta surge desde una de las tantas canciones que podemos escuchar en la esperada Más Notas Perfectas, y la respuesta está clara: las mujeres. Si bien la primera entrega, de lo que parece ir camino a convertirse en una franquicia a futuro (ya se habla de la tercera parte), no tuvo el éxito esperando en nuestro país, queda claro que en esta ocasión las chicas vuelven con todo y dispuestas a ganarse al público que no pudieron ganarse la primera vez.

Las Bellas, un grupo femenino de cantantes a capela, quien ha resultado victorioso en las últimas competencias, se enfrenta a diversos contratiempos, algunos típicos de la edad, otros no tanto: convengamos que no todos los días alguien se queda colgando de una soga mostrando sus partes al presidente de la nación. Así comienza la trama, Fat Amy (Rebel Wilson) da la nota, quedando expuesta en un festejo de cumpleaños de nada más ni nada menos que Barack Obama, siendo todo el grupo desterrado de las competencias, giras y festivales, quedándoles como única opción para recuperar la gloria musical ganar el campeonato mundial de canto a capela. Allí se enfrentarán con Das Sound Machine, un grupo de chicos alemanes, demasiado esterotipados y llevados al extremo (de todas formas, no molestan en el argumento gracias al humor subliminar en cada diálogo entre ellos y las Bellas).

En paralelo se cuentan dos historias más. Beca (Anna Kendrick), quien parece ser la única a la que le preocupa su vida fuera de la universidad, comienza una pasantía en un estudio de producción musical: posiblemente esta historia sea la que menos funcione, aunque sirve para darle más protagonismo al genial personaje de Fat Amy, lo cual alcanza para compensar. La tercera línea argumental trata sobre la incorporación de una nueva Bella, “la heredera” (Hailee Steinfeld), quien será la revelación y salvará no solo al grupo en la competencia, sino también a las otras dos historias que componen esta segunda parte de Ritmo Perfecto.

Un punto a favor es la inclusión de más tiempo en pantalla para los personajes de los presentadores, una dupla genial donde los chistes de política, homosexualidad, racismo y misoginia están a la orden del día y funcionan perfecto. Siguen las canciones pop, se renuevan los covers con una canción original y el público agradecerá que haya llegado esta versión para posicionar de mejor manera a aquella primera película que algunos supimos disfrutar mucho más que otros, los cuales a su vez esperamos que el rumor de una tercera parte se haga realidad.