Más fuerte que el destino

Crítica de Guillo Teg - El rincón del cinéfilo

Más allá de los resultados finales, uno no puede dejar reconocer que la industria cinematográfica norteamericana tiene un fuerte sentido de la oportunidad para meter sus productos rápidamente en la coyuntura cultural e histórica del momento en que viven. No hacía dos años de la guerra de Irak y ya había un par de películas dando vueltas sobre el tema sacando conclusiones antes de que todo concluya. El atentado en la maratón de Boston ocurrió en abril de 2013. No pasaron más de dos años y ya estaban en carpeta tres o cuatro proyectos, dos de los cuales ya se estrenaron “Día del atentando” (Peter Berg, 2017) y “Más fuerte que el destino”, esta semana.

Jeff Bauman fue una de las víctimas de las dos bombas, sufriendo la amputación de ambas piernas como consecuencia. Poco a poco se fue reponiendo y adaptando a su condición física y también a su condición anímica, hasta alcanzar una fama insospechada por haber logrado seguir adelante pese a las desafortunadas vicisitudes.

Hay una cosa que David Gordon Green defiende a capa y espada en esa producción: La de mostrar cómo quedó físicamente Jeff,, muy bien interpretesdo por Jake Gyllenghaal. Naturalizar la visión de sus piernas como marca indeleble de la tragedia. Hay momentos, en este sentido, que rozan el mal gusto. Se entiende que la justificación esté dada para poner al espectador en el lugar de la víctima, pero hay que ver que tan efectivo es hacerlo en forma tan literal porque a su vez, y esto sí forma parte del panfleto, sirve para construir en el espectador la figura del héroe.

Héroe, palabra de la cual el pueblo yanqui es fanática confesa, ha servido, y sirve hoy, a los efectos de la formación ciudadana en materia de ultra patrioterismo. Si como muestra basta un botón, recuerde, hace menos de un mes, el insólito y patético segmento de la última entrega del Oscar dedicado a los soldados “que sirvieron y sirven a la patria en el exterior”.Acotaciones al margen, el hecho de que Jeff se pregunte si es héroe solamente por una bomba que le voló las piernas es lo que haría interesante la propuesta, y si bien lo que sucede en el contexto familiar respecto de ser la mamá o los hermanos del sobreviviente del atentado es lo mejor de la película, la idea queda a un costado para centrarse en la relación que el protagonista tenía con su novia antes y después del atentado.

Es cierto que el drama se profundiza entre los dos. Jake Gyllenghaal y Tatiana Maslany se autoimponen un duelo actoral y emocional que logra imponerse al resto de las cuestiones, y es por el tenso crecimiento de este vínculo que “Más fuerte que el destino” progresa bien. Era una buena oportunidad para hablar de otra cosa, pero los héroes son héroes aunque estos no quieran y el director esquive hábilmente el tema centrándose en los estados emocionales de sus criaturas. La crítica quedará para otro momento en el que alguien decida tomar la posta de aquella brillante sátira social de Stephen Frears llamada “Héroe accidental” (1993). Mientras tanto, este estreno se regodea en lo humano y en el buen trabajo del elenco.