Más allá del cielo

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Dos lados del amor

Es cierto, nos perdemos de ver mucho cine del mundo, y a juzgar por las carteleras, pareciera que el norteamericano es el único que existe; pero, hay películas como Más allá del cielo que deberían enseñarnos a no olvidar que la mitad llena del vaso es la que hay que considerar.
Bella película, conmovedora desde las lágrimas hasta la sonrisa, pasando por todas las emociones intermedias.

Empieza con un golpe durísimo, para el que no está de más ir preparado porque es de los que animan a escaparse de la sala: la pérdida de un hermano en un accidente automovilístico. Después de ese episodio, del cual se siente en parte responsable, Charlie St. Cloud queda lo que se dice “tocado” (de allí el nombre del personaje, traducible como “Charlie en las Santas Nubes”).

De promesa del yacht en un pueblo marítimo de ensueño, Charlie ha pasado a ser el “loquito” del lugar. Pero esa conexión con el más allá, que lleva a la película al ámbito de lo fantástico, que está tratada con una mesura gigantesca por los autores, y que será la segunda prueba difícil a superar por los espectadores, es la que le permite salir de ese duelo tremendo mediante una acción que lo conectará directa y poderosamente con la vida, con el amor y con una chica llamada Tess.

Más allá del cielo no se parece al común de los filmes que aterrizan en esta ciudad. Es de las que entregan algo que va más allá del momento del visionado, lo cual es entendible no sea una opción para algunos espectadores, pero tenga la garantía de que lo emocionalmente sinuoso de su contenido eyecta al espectador hacia el afuera de una manera asombrosa y vital que abre un camino hacia el futuro.

El director de Más allá del cielo se llama Burr Steers y para esta película recurrió a la novela de Sherwood titulada La vida y muerte de Charlie Saint Cloud . Nombres para cargar en Google y lanzar el buscador a la caza de nuevas gratas sorpresas.