Mariel espera

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Un relato dramático sobre la intimidad femenina que presenta el contraste de una arquitecta experta en iluminación cuyo embarazo se interrumpe. Juana Viale asume su primer rol protagónnico en pantalla grande.

Una nueva vida le espera a Mariel, una arquitecta de 30 años: se piensa mudar con su marido a un nuevo departamento, está embarazada de tres meses y trabaja como puestista de luces para una colección de obras de arte. Sin embargo, sus planes se alteran cuando el embarazo se interrumpe y las sombras empiezan a cobrar vida dentro suyo.

Este es el planteo del nuevo film de Maximiliano Pelosi -Las chicas del tercero y Una familia gay- que espía el universo femenino y la maternidad con sus anhelos y contradicciones. La historia también abre el abanico de las relaciones de Mariel: el marido comprensivo y devoto que sueña con la familia perfecta -Diego Gentile-; la jefa exigente -Karina K- que le da una nueva oportunidad laboral pero le quita otras; el compañero que la cubre con sus ausencias y llegadas tarde -Dan Breitman-; la madre invasiva -Roxana Berco- y la coleccionista millonaria -Graciela Alfano- a quien Mariel le despierta una extraña y curiosa fascinación.

Todo conforma el universo de Mariel espera, un apacible relato dramático sobre la intimidad femenina que presenta la contradicción de la arquitecta experta en iluminación que no puede ahora dar a luz, lleva su embrión muerto y que alguna vez imaginó un futuro promisorio. Sin embargo, cuando escucha y observa a sus amigas íntimas, descubre que no quiere esa vida para ella.

Juana Viale, en su primer protagónico en el cine, asume el compromiso de un personaje que atraviesa diferentes momentos emocionales, pero la frialdad interpretativa quita por momentos intensidad dramática a una película que se apoya sobre sus hombros. Diego Gentile -el actor visto en Relatos salvajes y El muerto cuenta su historia- le ofrece matices a su papel del esposo y Karina K siempre resulta convincente y arrolladora.

Puertas que se cierran, otras que se abren, un entorno médico que ofrece soluciones que no se corresponden con los tiempos de la protagonista y una mirada melancólica sobre la cotidianeidad de las parejas, forman parte de este film sobre la espera de una vida nueva.