María y el Araña

Crítica de Tomás Maito - A Sala Llena

Los contrastes de la vida adolescente

En gran medida, el cine argentino de los últimos veinte años se ha preocupado por los espacios, las situaciones y -por sobre todas las cosas- los seres marginales, con películas que se desarrollan dentro de un colectivo social específico que pone de relieve el contexto en el que se encuentra el país. María y el Araña no le escapa a esta premisa.

La segunda película de María Victoria Menis cuenta la historia de María (Florencia Salas), una joven de trece años que, entre diversos conflictos familiares y personales, trabaja vendiendo distintos objetos en el subte, lugar en el que conoce a un chico (Diego Vegezzi) que hace malabares con un disfraz de Spider Man. A pesar de estar enmarcado en un contexto bastante sombrío, el film -que maneja muy bien los contrastes a nivel narrativo- se centra en una historia de amor, en como la inocencia puede obrar por sobre la catástrofe...