María Magdalena

Crítica de Leandro Porcelli - Cinéfilo Serial

Estrenada seguramente en un momento comercialmente equivocado, lo más lejos posible de la próxima ceremonia de los Oscars, tenemos lo nuevo del director de Lion. Si con su debut consiguió seis nominaciones (incluyendo la de Mejor Película), seguramente Garth Davis tiene entre ceja y ceja las estatuillas doradas como para continuar su carrera con este film de tiempos bíblicos en los que todo aspecto parece apuntar a los galardones de final de temporada. Una especie de biopic eligiendo a una de las personalidades históricas más mistificadas y a la vez ignoradas de toda la religion cristiana: María Magdalena. Personaje defenestrado por parte de la Iglesia, es un relato que busca redimir su nombre así como levantar su ícono en una época en la que la figura femenina se encuentra más que nunca luchando por derechos como la igualdad.

Protagonizada por algunos nominados al Oscar como Rooney Mara, en el rol titular, y Joaquin Phoenix interpretando al mismísimo Jesús. Dos actuaciones de gran calibre que se encargarán de alivianar cualquier problema que surge en el guion, así como mantener la atención del público, ofreciendo composiciones en donde todo detalle puede ser apreciado, complementando así una realización casi minimalista.

Con diálogos susurrados en medio de un silencio interrumpido, más ocurrentemente por vientos del desierto que por música, es un tipo de cine para aquellos fanáticos acostumbrados a su dinámica. Secuencias con largos silencios, conversaciones más teatrales que realistas e incluso una fotografía que apunta a lo natural. En cuanto a lo técnico, hay que decir que ese objetivo visual se logra de gran manera gracias a un gran trabajo por parte de vestuario y producción en general, entregando ambientes que los familiarizados con la historia cristiana encontrarán inmediatamente conectados a los relatos biblícos. Podrán ser detalles, pero cuando el desierto, las casas e incluso las grandes rocas elegidas para dar sermones a su alrededor terminan por verse exactamente como deberían, ayudan de gran manera a transmitir cualquier tipo de guion a la gran pantalla con mucha más fácilidad.

Quizás uno de los mayores problemas del film sea lo transparente que es en cuanto a sus ideales. Durante la gran mayoría del tiempo estaremos escuchando diálogos que, aunque no refieran directamente al feminismo, terminen siendo como si todos y cada uno de los personajes gritaran alternativamente su posición, estando a favor o en contra del mismo. Un film con subtexto es apreciado cuando ve la luz del día en contadas ocasiones, pero cuando es claramnte el objetivo de todas y cada una de sus escenas termina por perder valor la forma en que elige llevarse a cabo.

Todo lo que rodea al guion parece poner su parte como para llevar a buen puerto la historia, pero termina siendo por las falencias del mismo que este noble film no alcanza a satisfacer de la manera que podría hacerlo. Si seguramente sus productores esperaban llegar a imitar aunque sea minimamente el éxito comercial de “La Pasión de Cristo”, la audiencia acabará deseando no estar viendo lo que parece ser un inevitable producto hollywoodense demasiado esteril y suavizado, que se encargó de aguar todo el valor que podría tener el guion original. Se trata de un concepto que contaba con todas las herramientas para ser más de lo que al fin y al cabo es, y eso es una verdadera lástima.