María Luisa Bemberg: El eco de mi voz

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Su obra cinematográfica se hizo de personajes femeninos alentadores, temperamentalmente fuertes y por completo fuera de la norma. Contrarrestando el cliché y el lugar común de una sociedad patriarcal, maría Luisa Bemberg forjó su legado. Con carácter pionero, trajo palabras e imágenes para un nuevo cine. Transgresión y afán provocador jamás escasearon en su repertorio. El reciente documental de Alejandro Maci mantiene viva su ilustre obra, proyectando el anhelo que permite creer en la propia voz. ¿Qué motivó a María Luisa? Matar al monstruo interior que inhibe a dar el gran salto hacia el encuentro con la propia vocación fue el primer mandamiento de esta adelantada a su tiempo. El realizador de “Los Que Aman Odian” (2017) planea el estreno comercial en salas en coincidencia con el centenario del nacimiento de Bemberg (abril de 2022), si bien el largometraje ya fue presentado en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Homenaje a la cineasta, recorre el metraje su pasión por el cine, tanto como la discusión que establece reflexionando por el lugar que debería tener una mujer y una artista en la sociedad. Bemberg se reveló contra la vida establecida, acaso condiciones para la que nos programan; menester fue rechazar todo mandato como vehículo de su ideología. El aspecto político convergió en su mirada cinematográfica, no obstante el presente ejercicio no pretende ser un diario biográfico, más bien una huella identitaria de su compromiso ideológico. Se interroga acerca de como nace la pasión de María Luisa. Se arroja a la hipótesis de habitar la mente de una escritora que necesita reinventarse a sí misma. El documental incluye fragmentos de archivo, cuya valía nos señala valiosos descubrimientos con motivo de las obsesiones primarias que forjaron su cuerpo de trabajo, conformando un homogéneo retrato de la autora de “Camila” (1984), “Miss Mary” (1986), “Yo, la Peor de Todas” (1990) y “De Eso no se Habla” (1993).