María Luisa Bemberg: El eco de mi voz

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

“Mi compromiso fue proponer, a través de mis guiones y películas, personajes que tuvieran más que ver con lo que somos realmente. Mujeres que no estén condicionadas por una cultura patriarcal, universal y milenaria, la cual recién hará 20 o 30 años empezamos a romper hablando de nosotras mismas y prescindiendo de la idea de si gustamos o no, de si somos aceptadas o no”. La frase podría estar fechada en los últimos años y haber sido dicha por alguna directora joven, nacida y criada bajo la luz del siglo XXI. Pero salió de la boca de María Luisa Bemberg hace más de 30 años y se la escucha en el documental María Luisa Bemberg: El eco de mi voz, que se estrena en las pantallas argentinas en coincidencia con el 100º aniversario del nacimiento de la directora de Momentos, Señora de nadie, Camila, Miss Mary, Yo, la peor de todas y De eso no se habla.

El director (y estrecho colaborador de Bemberg en su última etapa) Alejandro Maci recorre la obra de una de las voces más relevantes de la historia del cine argentino, haciendo hincapié en el carácter vanguardista de sus personajes femeninos, mujeres mayormente decididas y fuertes, con deseos y voluntades propias que muchas veces chocaban con los mandatos de su tiempo.

Un choque del que la propia Bemberg no estuvo exenta, como demuestra el hecho de que en sus comienzos la marginaran por el solo hecho de ser mujer y que el Instituto de Cine, durante la dictadura militar, le vetara el guion de Señora de nadie por tener un personaje homosexual “bien tratado”. Gracias al buen pasar económico de su familia (su bisabuelo, Otto Bemberg, fundó la cervecería Quilmes), sorteó el rechazo financiando sus primeros trabajos, para luego iniciar una fructífera asociación con la productora Lita Static. Juntas realizaron, entre otras, Camila (1984), nominada al Oscar a Mejor Film Extranjero.

María Luisa Bemberg: El eco de mi voz no escapa al formato habitual de los documentales tendientes a resaltar una arista de la figura de turno, en tanto su arco dramático responde a un recorrido cronológico que se inicia con sus primeras aproximaciones al cine como directora del corto Juguetes y guionista de Crónica de una señora, de Raúl de la Torre, y Triángulo de cuatro, de Fernando Ayala –dos hombres con quienes, desde ya, las cosas no terminaron bien, pues las miradas artísticas resultaban irreconciliables–, hasta su consagración con Camila y un legado que perdura hasta hoy.

Durante los 95 minutos del documental se entreveran anécdotas contadas a cámara por quienes las vivenciaron -Stantic, Graciela Borges, Imanol Arias, Susú Pecoraro, entre otros- y un material de archivo voluminoso y notable, especialmente los fragmentos de lúcidas entrevistas de Bemberg con figuras tan distintas como Mariano Grondona, Tato Bores, Patricia Miccio y la mítica dupla del programa Función privada integrada por Carlos Morelli y Rómulo Berruti.

El resultado es un film concebido como homenaje pero que trasciende esa condición gracias a la manera en que la obra, los pensamientos y la vida de Bemberg resuenan en el presente. Un presente que sin ella probablemente sería muy distinto.