Mari

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Relato en primera persona de una víctima del abuso machista

El documental de Adriana Yurcovich y Mariana Turkieh cuenta la emotiva historia de Mari, una empleada doméstica que abandona un hogar violento en busca de una mejor vida.

Lamentablemente, la historia de Mari es bastante similar a la de cientos de mujeres que viven en hogares abusivos, donde corren peligro su integridad física y psicológica. Son varias las producciones argentinas que denuncian estos brutales atropellos, pero en este caso el ingenioso y un tanto polémico enfoque elegido por Adriana Yurcovich y Mariana Turkieh es lo que diferencia Mari de registros documentales similares. El resultado general es un perfil por momentos conmovedor, en donde la protagonista es también objeto de estudio de la experimentación e ideas de las cineastas.

Mari era una persona cercana, de la vida cotidiana de las dos directoras, pero cuya intimidad era un misterio para ellas. Hasta que un día esta empleada doméstica se harta de la violencia de su hogar y decide irse, encontrando cobijo en la casa de sus patrones. A partir de esta situación traumática (tanto para la víctima como para la jefa de familia, que en un principio muestra su inquietud ante al alojamiento de su empleada) la vida de Mari pasa a primera plana y atraviesa la cotidianeidad de la familia. La conquista de los sueños truncos, la posibilidad de una nueva vida y las ganas de ser feliz forman parte del largo recorrido de la protagonista hacia el logro de una emancipación y la recuperación de la libertad, algo que durante tantísimo tiempo le fue negado.

El documental podría haber concluido ahí, quizás con un enfoque más clásico que lograse cerrar una historia emotiva e íntima, pero hay comentarios y actitudes de la pareja de empleadores que despiertan una mirada un tanto más crítica en quien escribe. ¿Es un acto de solidaridad o caridad lo que los lleva a involucrarse?, ¿ven a Mari como un objeto de estudio? Preguntas que generan dudas, hacen ruido y a las que probablemente lleguen varios de los espectadores.

Mari invita a repensar las relaciones más allá de las clases y ocupaciones, y se presenta como un espejo en el que vernos y ver, también, esos aspectos no deconstruidos que todos tenemos y a los que, a veces, les restamos importancia.