Margen de error

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Iris (Susana Pampín) acaba de cumplir 50 años y tiene ideas y venidas con su pareja (Eva Bianco). En eso llega Maia (Camila Plaate), la hija de una amiga, procedente de Tucumán, para estudiar en la facultad. Iris y la joven logran congeniar al instante: comparten paseos, chismes sobre aventuras sexuales, y la mujer termina enamorándose de ella. Un sentimiento que se intensifica cuando Maia le cuenta que siente algo por una mujer mayor que ella y no se atreve a confesárselo.

Margen de error tiene como núcleo el amor. El amor de un adulto hacia una persona más joven. El amor entre mujeres. El amor en secreto. El amor y el riesgo a no ser correspondido. El amor a secas. Esto, en el marco de una nueva exploración que la directora Liliana Paolinelli hace del universo femenino. De hecho, casi todo el elenco está compuesto por mujeres y sus sentimientos. En este caso, por su tema y su tono de comedia dramática, se acerca más a Amar es bendito, su película anterior, en donde también cuenta las consecuencias de un inesperado triángulo amoroso.

La película está contada mayormente desde el punto de vista de Iris, de modo que cobre fuerza la intriga sobre si ella es la mujer que enloquece a Maia. Sin embargo, dos escenas específicas entorpecen la fuerza de ese misterio. Un detalle que le resta al resultado final, aunque no consigue romper su encanto principal.

Pampín le saca el jugo a un papel aquejado por la inseguridad que le genera confesar sus sentimientos, devorado por la ansiedad. La química con la interesante Camila Plaate es el punto fuerte del film y lo que termina tapando sus escasas falencias. No menos destacada es la actuación de Eva Bianco; en pocas escenas, y mediante recursos específicos, podemos advertir la complejidad de ese personaje, que de pronto cree no saberse querida por su amada.

Margen de error triunfa desde sus principales armas: las actuaciones y la química entre los intérpretes. Eso, más algunas escenas cómicas y emotivas, le alcanza para sobresalir como una pequeña oda al amor.