Margarita no es una flor

Crítica de Horacio Bilbao - Clarín

Los fusilados del Chaco

La directora toma una buena decisión para narrar una masacre durante la última dictadura: vuelve la historia un tema personal.

Cecilia Fiel elige la cercanía, personaliza y se involucra en la masacre que relata su documental Margarita no es una flor. Lo hace empatizando con Ema Cabral, una de los 22 presos políticos fusilados el 13 de diciembre en las afueras del poblado chaqueño Margarita Belén. Lo hace regionalizando esta historia, contándola desde el lugar, un pueblo tranquilo que poco sabía de aquélla masacre.

Es un relato que avanza en crudo, con preguntas desnudas y simples que muchas veces no encuentran respuesta. "El nombre Ema siempre me generó fascinación. Las dos primeras vocales y la misma consonante de mamá", dice Fiel, y a veces pregunta en nombre de ella, hasta filma a los asesinos como si fuera ella, después de haber tejido lentamente la urdimbre de su relato, un relato colectivo que ella vuelve personal.

Sin ambages ni falsas objetividades, construye desde la cercanía, se mete en la piel de Ema, para hacernos sentir que estamos cerca como lo está ella de su protagonista, su princesa montonera, de los 22 presos políticos arrancados de las cárceles de Resistencia y fusilados. Retrato en primera persona de una joven que alcanzó a pedirle a su madre que cuidara de su hija. Elección para contar la historia de estos 22 militanes, "los mejores dirigentes del noreste argentino".