Marea y viento

Crítica de Javier Luzi - Visión del cine

En Marea y viento, el director Ulises de la Orden nos acerca la posibilidad de conocer un proyecto educativo en las islas del Tigre, que trasciende esa instancia hacia una forma de encarar la vida. El documental se estrena en Cine.Ar TV y Cine.Ar Play.
Entramos en el documental in media res. Unas mujeres jóvenes cocinando mientras conversan de cosas cotidianas. De ahí pasamos a unos niños llegando a un colegio en lanchas.

La escuela “Los Biguá” del Río Carapachay, en el Delta del Paraná (Tigre), no es sólo un proyecto educativo (que no cuenta con el aval oficial), sino que es una manera diferente de entender la educación y de generar autonomía en los chicos que juegan a las escondidas o colgándose de los árboles del lugar, colaborando con las tareas de mantenimiento del establecimiento o cocinando y recitando a Lorca, leyendo a Dumas, aprendiendo de geografía armando rompecabezas divididos en grupos, sentados en ronda, por edades e intereses, cada uno de ellos con un maestro pero todos en el mismo y único salón que oficia de espacio de clase.

El colegio se sostiene económicamente por la panadería que por turnos llevan adelante los padres y madres, donde fabrican productos que venden afuera o, también, los que se consumen como desayuno o merienda.

Ulises de la Orden (Río arriba, Vilca, la magia del silencio) evita las entrevistas a cámara y decide que Marea y viento narre por medio de distintos momentos montados al efecto de dar cuenta de la experiencia que se está llevando a cabo, como si fuéramos invitados al evento. El cocinar, el desarrollo de las clases, las llegadas de los chicos, las reuniones de padres/madres con los maestros van dando forma a este acercamiento primero, y a gran escala, de lo que significa elegir otra manera de vivir.

Una aproximación documental a un proyecto educativo distinto y por fuera del marco oficial es lo que ofrece Marea y viento de Ulises de la Orden.