Marea baja

Crítica de Alejandra Portela - Leedor.com

A Paulo Pécora lo conocemos mucho por su trabajo experimental. Prolífico cortometrajista, usualmente en formatos no convencionales (como el super 8) su obra se caracteriza por una elección por la anti narración, por su sustancia visual y material, repleta de planos de aproximación, reflejos a contraluz, búsquedas compositivas rigurosas.

En Marea baja, Pécora se juega por una pelicula de personajes, personajes que expresan, enuncian a través de sus acciones: miedo, soledad, traición, celos, sensualidad. Sentimientos que se someten a gestos, en general medidos a las posibilidades de sus criaturas. En ese sentido Germán de Silva, un enorme actor que viene creciendo muy fuertemente desde Las acacias pasando por la extraordinaria La laguna) y Susana Varela, en su primer protagónico, una cara sugestivamente potente a la que habrá que prestar atención. No hacen falta grandes explicaciones para las situaciones en que estos seres se embarcan, verdadero poder de síntesis y de elipsis que terminan siendo el gran valor de la película.

Con el esquema propio del héroe que llega a un lugar desconocido y termina transformándolo, el guión de Pécora trabaja de modo de no perder nunca el equilibrio entre la tensa espera y la paranoia onírica, en medio de un entorno opresivo por momentos liberador del Delta del Paraná, escenario que aporta además toda una batería de sonidos naturales.

Sin pretensión mayor que apoyar esa historia simple en una comunión solvente de imágenes y sonidos, Marea baja construye un digno largometraje sin manierismos ni regodeos que hablan de un director que está madurando un cine de mayor duración siempre dentro de un estilo propio y personal.