Maravilla, la película

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Un documental con notables aciertos narrativos.

No soy de los documentales. Menos que menos los documentales sobre deporte. Pero cuando la narración no solo es buena, sino que te conecta emocionalmente al sujeto de la misma, no hay prejuicio que valga, y contra todos los pronósticos el título a reseñar es un documental notable.

¿Cómo está en el papel?

La película cuenta la historia de cómo el boxeador Maravilla Martínez, tras ser despojado de su titulo como Campeón Mundial de Peso Mediano, inicia una lucha dentro y fuera del ring, para recuperar su titulo de las manos de Julio Cesar Chávez, Jr.

Habitualmente un documental de esta naturaleza tomaría la pelea con Chávez como un fragmento más de un gran mosaico sobre la vida y obra del boxeador, pero Juan Pablo Cadaveira muy sabiamente elige ir a contrapelo de esto y elige, del mismo modo que los biopics de ficción más efectivos, tomar un episodio particular de su vida y utilizarlo como un marco para ilustrar su carácter; usando su historia de vida –la cual no podía faltar– como una subtrama. Esto termina jugándole enormemente a favor, porque uno termina sintiéndose identificado con Maravilla, y el titulo “un luchador dentro y fuera del ring”, no es en absoluto hagiográfico. Se ve la lucha de Maravilla por triunfar a pesar de tener una edad en la que muchos dirían que ya no tiene nada para ofrecer. Se ve la lucha de él, junto a sus representantes, ante la comisión de boxeo que no ve en él un negocio. Se lo ve competir contra Julio Cesar Chávez, Jr., a quien la comisión le tiene más fe por el simple y solo hecho de ser el hijo de una leyenda del boxeo.

La historia de Maravilla llega porque es la historia de cualquiera que hace lo que ama con corazón y talento, y tiene que luchar el doble por ser esas virtudes ignoradas en un mundo donde la codicia desmedida, el acomodo, el lobbying y los contactos parecen ser tristemente más importantes para trascender en lo que sea. Cosa que se nota en cada cuadro del documental y hace que sintamos su victoria como algo verdaderamente eufórico, con total independencia de que seas un fanático del boxeo o de cualquier deporte. Cuando algo así hace clic, cuando el deporte es percibido mas como metáfora de algo y no tanto como universo, es porque el film logró lo que se proponía.

¿Cómo está en la pantalla?

El documental está construido con una cruza de imágenes de archivo (algunas comprensiblemente de baja calidad), entrevistas rodadas en la actualidad y seguimientos a protagonistas en momentos específicos. El montaje no se limita simplemente a operar según el orden del guion –y de la premisa que plantea Cadaveira– y alternar entre los tres formatos, sino que es uno de los pocos documentales que vi, donde se percibe que el corte se hace es, no tanto por orden y organización narrativa, sino por impacto emocional. El mejor ejemplo de cómo opera esto es el momento de la pelea final, que alterna entre la pelea con Chávez y como la vive la familia de Maravilla. La yuxtaposición entre Maravilla dándolo todo y sus seres queridos reaccionando te hace olvidar por un momento que estás viendo un documental; la escena parece sacada de una película de Rocky. Te preocupa mas allá de que sea una historia de la cual ya sabes el final, y cuando a pesar de esto estas al borde de tu asiento como si no lo supieras, es un ejemplo de lo lograda que es la película.

En un párrafo aparte, me gustaría preguntarle a Cadaveira que cámara –y/o que tratamiento de imagen– utilizó para los fragmentos actuales, porque hay un plano general de la calle Corrientes que ni en la mejor película de ficción salió tan bien fotografiada.

Conclusión

Si Gatica el Mono de Leonardo Favio es nuestro Toro Salvaje, este documental es indudablemente lo más cercano que vamos a tener a un Rocky. La pericia narrativa de Juan Pablo Cadaveira asi lo demuestra. Lo aplaudo por haber concebido un documental con la intriga y el valor identificatorio de la ficción más esperanzadora. Establece a Maravilla como todo un héroe, al menos en el sentido cinematográfico de la palabra.