Mandarinas

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

En tierra de nadie

Nominado para los premios de la Academia de Hollywood y los Globos de Oro como mejor película de habla no ingles, es un simple, sencillo, conmovedor, y no menos profundo alegato contra el sinsentido de la guerra.
Es una fabula pequeña que no necesita de demasiado para establecerse como una pequeña joya, desde las primeras imágenes sobre un bellísimo paisaje engrandecido a partir de la banda de sonido, nos establece en el espacio en que se sucederán las acciones.
En 1990 estalla la guerra en una provincia georgiana que busca la independencia. Ivo, un estonio, decide quedarse, a diferencia del resto de sus compatriotas, para ayudar a su amigo Margus con la cosecha de mandarinas. Al comenzar el conflicto dos soldados contrincantes, uno checheno el otro georgiano, quedan heridos. Ivo los lleva a su casa, se obliga, sólo por cuestión humanitaria, a cuidar de ellos.
Todo el relato se va construyendo, a partir de un gran guión donde la vedette son los diálogos, en una situación de tragedia, sin estar ausente el humor, y sin otro argumento que explorar el sinsentido desde la moral y la ética.
Los tres personajes suscriben sobre un acuerdo impuesto por el dueño de casa, no habrá violencia mientras permanezcan en su hogar, situación que hará que la permanencia sea prolongada a causa de las heridas de cada uno.
La idea no es original, “Infierno en el Pacifico” (1968), de John Boorman, y la que da título a esta nota, cuyo titulo en ingles es “No mans land” (2001), de Danis Tanovic, dan cuenta de esto.
En esta producción la escasez de recursos tecnológicos son utilizados para adentrarse en los personajes, en sus historias, en el interior de cada uno de ellos, es ahí donde el director descubre los mecanismos para construir una posible no ficción tan transparente como precisa. Sin demasiadas metáforas, todo un llamado a la reflexión.
De estructura narrativa clásica, de progresión dramática sin vueltas ni efectos, apoyados en el guión, la dirección de arte, la fotografía y la banda de sonido, pero principalmente en las actuaciones del cuarteto principal.
Explayarse más casi va en detrimento del texto mismo.
(*) Dirigida en 2001 por Danis Tanovic.