Maligno

Crítica de María Paula Rios - Fandango

¡Me asustas mucho Miles!

Mirada limpia, cristalina… voz dulce… apariencia angelical, así es el pequeño Miles (Jackson Robert Scott, víctima de Pennywise en It), único hijo de Sarah y John Blume, que posee un coeficiente intelectual elevado. De repente el niño comienza a experimentar cambios abruptos en su comportamiento, y lo que en un primer momento su madre piensa que es un problema de adaptación, cada vez se torna más grave.

Conductas preocupantes, que intimidan… como partirle un fierro en la cabeza a un compañero de colegio o lastimar a sus padres y a la mascota del hogar. Conductas que no condicen, ni físicamente, con un pequeño de su edad. Tal fantasma, Miles aparece en lugares inesperados, tiene pesadillas horribles y también habla en otros idiomas. La madre siente que su hijo, no es su hijo… y no está equivocada. Cuando escucha a un psíquico, la teoría de la posesión es la única que se cristaliza en el contexto.

Sí, Maligno es una cinta que se ubica dentro del subgénero niños poseídos, y no es ningún spoiler, dado que a mitad de la película ya tenemos en claro el conflicto, así como sus padres comienzan a lidiar con ese ser extraño que se ha apoderado del cuerpo de su hijito. La creencia está en que una vez que ese ser cruel cumpla con lo que dejo incluso en este plano, abandone el cuerpo de Miles.

El film se fortalece al momento de generar climas, pero se debilita en el planteo de la historia en general, que cae en lugares harto vistos en cintas de su estilo. Las actuaciones están bien y hay momentos de tensión ¿pero es suficiente para sostener la narración? Están a semi explotar tanto el horror como el drama y la resolución del conflicto de forma tan inmediata quita todo tipo de factor sorpresa, por lo que nos movemos en el terreno de lo predecible. Exclusivo para los amantes del subgénero posesiones.