Maligno

Crítica de Matías Asenjo - Sin Intervalos

James Wan vuelve a su amado género de terror con MALIGNO.

Madison está paralizada por visiones de asesinatos espeluznantes, y su tormento empeora cuando descubre que estos sueños de vigilia son, de hecho, realidades aterradoras.

El cine de terror por muchos años ha sido considerado un género menor. En estos últimos años el aporte de directores como Ari Aster (HEREDITARY, MIDSOMMAR), Robert Eggers (THE WITCH, THE LIGHTHOUSE), Jordan Peele (GET OUT, US) e incluso Luca Guadagnino incursionando con su remake de Darío Argento (SUSPIRIA) han otorgado al género un salto de calidad que brinda un tono mucho más profundo, cinematográfico y simbólico. El cine de terror hoy puede ser buen cine. Es por eso que, debo advertir, mi opinión también se encuentra empapada de este promisorio presente.

La cinta toma las bases del género giallo o, mejor dicho, juega a partir de este. Lo que comienza siendo un clásico film de terror termina virando más a la acción y el policial. Este podría ser su mejor acierto dado que no termina de asentarse en ningún género otorgándole cierto dinamismo a la experiencia. Por otra parte, aquellos fanáticos de Wan también podrán deleitarse con sus clásicas secuencias de acción y algunos toques donde puede verse su impronta.

Pero, a mi parecer, la principal falla está en la de aferrarse a viejos elementos que el género ya no necesita. En especial un muy mal trabajo alrededor de los personajes. Todos simples, bidimensionales, con muy malos diálogos, motivos forzados, entre una larga lista que voy a evitar detallar. Casi como si el propio director no hubiese puesto interés en aquellas escenas en dónde no hay acción. Se hace difícil querer acompañar a estos personajes a lo largo de la cinta. Lo mismo sucede con la trama que, sin importar cuan fantasiosa pueda ser la propuesta, podría funcionar con un adecuado desarrollo.

Un plano secuencia cenital, la intervención de unas canciones con sintetizadores potentes son algunos aciertos estéticos. Grandes directores han hablado de cómo a veces la carencia de recursos suele ser motor de creatividad. Quizás estar más atento a construir atmósfera y no descansar tanto en la espectacularidad podrían haber favorecido en más de una oportunidad (que también cabe mencionar, hay bastante CGI dudoso). Pero claro, entonces no sería una película de James Wan y aquí entramos en materia de gustos.

En definitiva, MALIGNO viene a reencontrar a este director con el género que lo catapultó utilizando aquellos condimentos que más le gusta usar apostando fuerte a una secuela y, por qué no, posible franquicia. Casi como si la ansiedad misma hiciera pasar por alto el producto mismo pensando en lo que vendrá.

Por Matías Asenjo