Maligno

Crítica de María Paula Rios - Admit One

Extirpar el tumor.

El cine de género le sienta bien a James Wan, y Maligno no es la excepción. En esta historia sigue recorriendo intrincados laberintos, entre sueños, sustos y monstruos, además de poner “en la mesa” un extenso bagaje de referencias de clásicos del terror, como por ejemplo Los ojos de Laura Mars. Suponemos que es parte de la experiencia visual que ha aprehendido para consumarse como realizador cinematográfico, y aquí imprime (consciente o inconscientemente) su huella.

Un neuropsiquiátrico, un caso extremo y una cirujana que se dedica a estudiar y corregir malformaciones (en realidad hay un equipo interdisciplinario detrás), funcionan de prólogo para este relato en ese momento ambientado en los noventa, que se presenta como una pista a dilucidar. Fundido a negro y una leyenda nos indica que estamos en el presente, e inmediatamente nos metemos en una casa algo antigua, con aspecto de temer.

Así vemos como entra Madison a su hogar. Madison está embarazada. Madison se siente mal. Madison sube las escaleras. Madison entra a la habitación y se encuentra con su esposo que está mirando deportes por la TV. Madison discute fuerte con él. A Madison su pareja le golpea el vientre de forma violenta y la empuja con todas sus fuerzas contra la pared lastimando su cráneo. Madison se desmaya. Madison se despierta confundida al día siguiente. Madison encuentra a su marido brutalmente asesinado. Madison es internada. Madison pierde su tercer hijo.

A partir de esta dolorosa secuencia, Madison comenzará a experimentar visiones extrañas relacionadas con asesinatos, y a medida que indague cada vez más, se dará cuenta que hay un pasado latente, trágico y negado, que está ávido por salir a la luz. Como mencionamos antes, James Wan toma varios elementos y conceptos heterogéneos, hablamos desde la violencia doméstica, visiones, apariciones fantasmales, crímenes hasta traumas infantiles, para ir dando forma a un relato en donde todo encaja.

De este modo, si bien predomina el terror, la narración también se nutre de otros géneros como el policial, lo psi y el drama. Y si bien no estamos ante una película que nos aterre y que por momentos es predecible, tiene la virtud de aunar toda esta cantidad de elementos de manera orgánica. Va estructurando una narración entre barroca y gótica, con la clara intención (por sus características) de fundar una especie de ser mítico (¿o una franquicia?).

También hay resabios del giallo, el horror corporal y la cultura del vhs. Wan con sus influjos saca a relucir su costado más intervencionista y pop. Celebramos la secuencia final demencial, donde se despliegan los pocos efectos especiales y brota sangre a más no poder. A su vez, la cualidad monstruosa muestra su cara en lo que podemos inferir como un claro y sentido homenaje al cine de género.