Maligno

Crítica de Fernando Pantuso - 4 Críticos

¿Qué tan buena idea puede ser darle libertad absoluta a James Wan para que haga la película que desee?. Una muy buena quizás, o una muy mala tal vez. De seguro se trata de una idea ambiciosa al menos. Hacía 5 años que el director de 'El Conjuro' no se ponía al frente de una película de terror y hay que admitir que el género lo extrañaba. Puede gustar más o menos, pero no hay dudas que el malayo ha sabido cimentar muy bien sagas como Saw e Insidious, al mismo tiempo que ha logrado la mejor versión del universo Warren.
En 'Maligno' probablemente veamos algo que hace mucho no se ve. Algo que ni siquiera ofrece pistas en su trailer. Una verdadera obra de autor, con intenciones personales y códigos explícitos. Un mundo de terror con muchas aristas y con ninguna a la vez. El desafío estará en si aceptamos o no, compartir lo que Wan quiere ofrecernos.

Con un inicio completamente convencional, 'Maligno' nos conduce hacia la vida de Madison, una joven embarazada que sufre violencia física y psicológica por parte de su marido Derek. Pero este tormento durará poco ya que de repente, Derek será asesinado y su vida cambiará. Visiones espeluznantes, un slasher al acecho y una investigación policial ridícula darán rienda suelta al mejor-peor de los espectáculos.
Si hay que buscar un esqueleto para ordenar la película sería interesante remontarnos al giallo italiano de la década del '70. El misterio, el asesino psicópata de guantes negros, la mujer que escapa, la entidad que invade, los límites de la ciencia. Todos elementos característicos que nos hacen viajar a las obras de Mario Bava y Darío Argento.

Como toda película carente de limitaciones, James Wan corre constantemente el riesgo de hacer 'una de más'. A veces tanto guiño o referencia, o mismo tanta cosa 'mal hecha' adrede redunda en artificio barato. Un juguete siempre al borde de romperse.
Pero a Wan no le importa demasiado eso. Los límites son imaginarios y corren por cuenta del espectador. Disfrutar o no 'Maligno' dependerá de nuestra íntima perspectiva.